Roja es la sangre que corre por las venas de un cuerpo con vida que ama y se levanta todos los días para existir, rojos son los cachetes cuando se abochornan o se queman por el Sol al ir a trabajar, este mismo rojo es el que llega todos los meses para recordarnos que no llegará un bebé. Todas estas señales de vida que terminan cuando el último suspiro de vida se ha extinguido y no queda más que el frío de la muerte junto a la desolación que les queda a los que lloran la partida. Por eso trataremos sobre la celebración de los finados.

Diez meses tienen que transcurrir para que en un mes todos los alimentos que se asemejan al rojo se combinen para crear un rico brebaje que convoca a las familias a reunirse para recordar a los que se han ido y porque es la única forma para mantener las tradiciones.
Morada es la colada que se consume los primeros días de noviembre y los bultitos que se asemejan a los cuerpos sin alma, son las guaguas que en torno al fuego del horno, las manos laboriosas se juntan para intentar ser panadero por un solo día.
Ingredientes
Harina, mantequilla, sal, una pizca de azúcar, un poco de agua y huevos son los que se combinan para lograr una sola masa que pronto entrará a las flamas calmadas de fuego que se asemeja al vientre materno que nos abrigo.
Pero así como el horno cocina la harina para que los panes en forma de guagua salgan, la canción reza lo que muchos aspiran al morir: “yo quiero que a mi me entierren como a mis antepasados, en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro”.
Lo que ahora abrazamos como una de las tradiciones que más gusta a los ecuatorianos, es mucho más que una colada que une a familias, porque muestra la resistencia de nuestros ancestros para mantener viva sus creencias y cosmovisión.
Los españoles al implantar el catolicismo fueron reemplazando la simbología y los ritos de los pueblos prehispánicos con los católicos, por ejemplo, según el historiador, Héctor López Molina, entre los meses de octubre y noviembre, realizaban el ‘Aya Marcay Quilla’ fecha en la que sacaban a pasear a los ancestros más importantes para que bendigan los cultivos, y para recordar a los vivos que vienen de un mismo tronco, compartían una misma identidad; hoy conocido como finados.
Terminaban en el cementerio y comían en las tumbas, en muchos pueblos tomaban la sangre de aves y licor, mientras que en la provincia de Pichincha sus pobladores elaboraban una bebida hecha con maíz negro y flores. Con la adaptación y el sincretismo hoy tenemos como resultado a la colada morada.
¡Mueren los cuerpos y las tradiciones!
Las tradiciones se pierden porque la gente se va, es la reflexión de Segundo Lliquin. Los días de feriados sean ‘Finados’ o Carnaval constituyen un pretexto para que la familia se reúna a causa de una celebración, que, por lo general tiene ese afán.
Pero con el Día de los Difuntos, es diferente, porque con esta fecha nos permitimos de forma simbólica honrar la memoria de los que ya fallecieron y viven en la mente y corazones de los que se quedaron a llorarlos. Noviembre tiene esta característica.
Sin embargo, no es suficiente porque en las localidades rurales del cantón de a poco la gente se va y pierden a sus jóvenes, muchos de ellos buscan un porvenir mejor y esto, por ende, genera que las tradiciones se pierden cada vez, no obstante hay otras dificultades.
El presidente de la Junta Parroquial de Licto, Carlos Guevara, contó que en su parroquia se queda sin gente joven por la falta de oportunidades, y evidencia cuadros dolorosos de personas de la tercera edad que viven sus últimos días solos y vulnerables. “Hay cuadros que son realmente tristes. no hay familiares que los cuiden y viven a su suerte”, infirió preocupado.
A saber
Del otro lado del cantón, Don Segundo desde el martes 31 de octubre fue hacia el campo santo de Quimiag para comenzar con la limpieza de la tumba en donde descansan sus padres, aunque no esperaba la llegada de ningún familiar. Como todos los años limpio la tumba y recordó que de niño con su padres visitaban a sus seres queridos y en las tumbas comían ahí, “conectábamos con ellos”, dijo. Ahora solo rezan frente la tumba y cada quién se va a su casa.

Para su sorpresa el cementerio estaba en buenas condiciones, no tenía basura y los callejones de tierra estaban sin mala hierba, lo mismo sucedió con el de Licto, por motivo de la celebración de finados, lo limpiaron para que las familias lleguen a visitar a sus muertos, y así identificar las tumbas no identificadas.

Pero el tema de la migración vuelve porque la mala gestión de esta necrópolis, ha hecho que las tumbas estén abandonadas, con lápidas rotas y finalmente no se identifiquen a las personas que están enterradas en nichos o en bóvedas.
Parroquia
Guevara aseveró que los jóvenes de su parroquia se van y si es que regresan, es para celebrar la fiesta más grande de esta parroquia, el Carnaval, claro si estos migraron a las ciudades más grandes, pero si salieron del país es difícil que vuelvan, este último motivo es posible que sea más real de Licto. Datos. Si recurrimos a los números, en comparación de las cifras del censo de población y vivienda entre el 2010 y el 2022, 24.196 personas migraron hacia lo urbano o en su defecto murieron, pues según el censo del 2010 en la ruralidad habitaban 271.462 personas, mientras que los datos del 2022 indican que en la actualidad 247.266 individuos viven en las zonas urbanas.
Construcción de la identidad de Riobamba
A pesar de que Licto contribuyó a la construcción de la identidad de Riobamba, es una parroquia que tiene varias necesidades y requiere de atención. Guevara señaló que, de las 25 comunidades y los 8 barrios, solo una comunidad tiene alcantarillado, en las demás comunidades consumen agua entubada y por lo general está contaminada por las heces fecales.
Por ello, las enfermedades gastrointestinales son frecuentes y afectan especialmente a los niños y adultos mayores, además de ello, Guevara manifestó que no hay grandes fuentes de empleo, porque incluso en la agricultura el trabajo se torna más difícil por las plagas y la falta de fertilidad del suelo.
Las cifras de la migración
“Cuando fui vocal de mesa en las elecciones la gente no venía a votar, era muy poca la afluencia de la gente”, comentó Cathy Caguana, pues en está parroquia y otras aledañas este problema es el que más preocupa, en el caso de Alao solo hay grandes casas construidas, pero sin gente. El Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos indica que en un informe hasta abril de 2023 que desde 1997, los movimientos internacionales experimentan un constante incremento, pues en el año 2022 se observa un aumento del 227,7%.