En Pallatanga, dos pitbulls mataron brutalmente a un perro, desatando temor, indignación y pedidos urgentes de responsabilidad ciudadana.
Una tarde cualquiera se convirtió en tragedia en el barrio 13 de Mayo de Pallatanga. El sol marcaba el medio día cuando las cámaras de seguridad captaron una escena que los vecinos no olvidarán.
Un grupo de perros del sector jugaba, como lo hace todos los días, sin sospechar que esa jornada uno de ellos no volvería a casa.
Dos pitbulls irrumpieron de repente. Uno de los perros del barrio, pequeño y sin defensa, fue su blanco. El ataque fue feroz. Otro can intentó detenerlos, pero solo logró ladrar desesperado. Aquel ladrido fue un llamado de auxilio.
Vecinos salieron, gritaron, trataron de intervenir. Nada sirvió. El cuerpo del perrito quedó inerte, desgarrado.
En el grupo de WhatsApp del barrio, las palabras se repiten: “responsabilidad”, “miedo”, “niños”. Porque sí, el temor va más allá del dolor por la pérdida. ¿Y si la próxima vez no es un perro, sino un niño?
Indignación es poco. En redes sociales, los pobladores han exigido respuestas a las autoridades. La Policía Nacional fue alertada, pero, según denuncian no actuó, escudándose en que no era de su competencia.
La muerte del perrito, más que una tragedia aislada, ha encendido una alarma: los vecinos exigen que no se espere a que el próximo ataque tenga rostro humano. Hoy fue un can, mañana podría ser cualquier hijo del barrio.
