Trump amenaza con deportar a Elon Musk por criticar su ley fiscal; la tensión entre poder político y tecnológico estalla.
La relación entre Donald Trump y Elon Musk, alguna vez funcional y estratégica, acaba de estallar en público.
En una declaración sorpresiva pero nada ambigua, el presidente de los Estados Unidos advirtió que evaluará la deportación del magnate tecnológico sudafricano, luego de que este criticara severamente el nuevo proyecto fiscal de la administración republicana: el polémico “One Big Beautiful Bill”.
“Si Elon quiere pelear con el país que lo ayudó a crecer, tal vez debería cerrar la tienda y volver a Sudáfrica”, declaró Trump a través de Truth Social, desatando una tormenta política y mediática.
El núcleo del conflicto es un ambicioso paquete legislativo aprobado recientemente por el Senado.
El “One Big Beautiful Bill” busca extender los recortes fiscales iniciados en 2017, aumentar el gasto en defensa y seguridad fronteriza, eliminar subsidios sociales —como Medicaid y asistencia alimentaria—, y derogar los incentivos federales para la transición energética.
Esto, afecta directamente a Tesla y SpaceX, empresas de Musk que dependen de fondos federales para sus proyectos de innovación tecnológica.
Desde X (ex Twitter), Musk respondió con dureza:
“Este proyecto es una abominación fiscal. No solo dispara el déficit, sino que sabotea la eficiencia que trabajamos desde DOGE”.
DOGE, el Departamento de Eficiencia Gubernamental, fue creado por Trump en su segundo mandato y estuvo liderado por Musk hasta hace pocas semanas. Su salida habría sido, según fuentes cercanas, por diferencias estratégicas profundas respecto al gasto público y el futuro energético del país.
¿Puede Trump realmente deportar a Elon Musk?
Legalmente, la deportación de Musk es improbable, pero no imposible. Aunque Musk nació en Sudáfrica, reside legalmente en EE.UU. desde hace más de 20 años y cuenta con una green card (residencia permanente) aprobada por el USCIS (Servicio de Ciudadanía e Inmigración).
Según las leyes migratorias, un residente permanente solo puede ser deportado si:
- Cometió fraude al obtener la residencia.
- Fue condenado por delitos graves.
- Representa una amenaza a la seguridad nacional.
Hasta ahora, Musk no enfrenta cargos ni investigaciones penales públicas, por lo que la amenaza parece más bien una maniobra política para presionar o deslegitimar sus críticas.
¿Qué dice el proyecto «One Big Beautiful Bill»?
Apodado así por Trump en su habitual tono grandilocuente, el proyecto propone:
- Extensión permanente de los recortes impositivos de 2017.
- Eliminación de subsidios a programas sociales.
- Mayor presupuesto militar y de seguridad fronteriza.
- Derogación de incentivos verdes (energía solar, autos eléctricos, etc.).
- Nuevas deducciones fiscales para adultos mayores y padres.
- Elevación del techo de deuda para financiar el paquete.
Según analistas del Comité Presupuestario del Congreso, esta legislación podría aumentar el déficit federal en más de USD 3 billones en una década, contraviniendo los objetivos que Musk lideró en DOGE, centrados en eficiencia, ahorro estatal y reducción de deuda pública.
¿Qué sigue?
Mientras las redes arden con teorías, memes y posicionamientos, algunos analistas señalan que esta disputa marca un antes y un después en la relación entre el poder político y las “big tech”.
Trump parece estar dispuesto a castigar la disidencia empresarial con medidas extremas, y Musk, a no silenciarse frente a lo que considera un “retroceso institucional peligroso”.
El pulso está echado. La Casa Blanca habla de patriotismo económico. Musk, de sabotaje tecnológico. Y Estados Unidos, una vez más, asiste a un duelo de titanes que mezcla política, dinero, ideología… y una posible deportación.
