Reforma al IESS divide visiones entre eficiencia financiera y derecho a la salud
El Gobierno de Daniel Noboa plantea una reforma al IESS para hacerlo más eficiente, pero expertos advierten riesgos de privatización y pérdida de derechos.

El presidente Daniel Noboa anunció que su Gobierno impulsará una reforma estructural al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), con el objetivo de evitar una crisis futura en el sistema de pensiones y mejorar su sostenibilidad financiera.
Según el mandatario, el IESS debe dejar de ser un prestador directo de servicios de salud —función que, en su criterio, corresponde al Ministerio de Salud Pública (MSP)— para concentrarse en la administración eficiente de los fondos de pensiones e inversiones.
Noboa argumentó que la entidad necesita “cambios a la ley, eliminación de zonas grises y un manejo más transparente de los recursos”.
Además, destacó los avances recientes en créditos hipotecarios y la rentabilidad de los fondos, pero subrayó que el reto es garantizar liquidez a largo plazo y adaptar el sistema al cambio demográfico del país.
La crítica médica: “Pasar de Guatemala a Guatepeor”
El expresidente de la Federación de Médicos de Pichincha, Alberto Narváez, considera que trasladar los servicios de salud del IESS al Ministerio sería “pasar de Guatemala a Guatepeor”.
En su análisis, el problema no radica en quién administra la atención, sino en cómo se gestiona y financia.
Narváez advierte que el MSP no tiene capacidad operativa ni presupuesto suficiente para absorber la carga del Seguro Social, y que hacerlo podría empeorar la atención y acelerar un proceso de privatización encubierta.
El especialista recuerda que el Ministerio de Salud no cubre al 25% de la población y que el IESS tiene un déficit de primer nivel de atención superior al 60%.
Es decir, millones de afiliados no acceden a servicios básicos y deben acudir directamente a hospitales, encareciendo el sistema.
Además, denuncia que el Seguro de Salud gasta cerca de USD 1.000 millones al año en compras a clínicas privadas, lo que ha favorecido la corrupción y el desfinanciamiento.
“El IESS se ha convertido en un botín político, y los intereses privados pesan más que los de los afiliados”, afirmó.
Dos visiones opuestas del sistema
La diferencia central entre el enfoque del Gobierno y el de Narváez es conceptual. Para Noboa, el IESS debe operar como una institución financiera moderna, enfocada en la rentabilidad de los fondos y la eficiencia en la inversión.
Para Narváez, el IESS es —o debería ser— un servicio público solidario, cuyo propósito no es generar utilidades, sino garantizar derechos sociales.
El primero prioriza la sostenibilidad económica; el segundo, la universalidad y equidad en la atención.
Mientras el presidente plantea “racionalizar” funciones y trasladar competencias al MSP, el médico propone fortalecer el primer nivel de atención dentro del IESS para descongestionar hospitales y reducir costos.
El riesgo de la privatización
Narváez sostiene que el traspaso de competencias al MSP puede ser el primer paso hacia la privatización del sistema de salud, siguiendo modelos como los de Colombia o Chile, donde las aseguradoras privadas terminaron dominando la atención médica.
En su criterio, el discurso de eficiencia financiera puede ocultar una agenda orientada a reducir la inversión estatal y abrir espacio al negocio de la medicina prepagada.
“Esta es una trampa —advirtió—, porque cuando el sistema público colapse, los ciudadanos no tendrán otra opción que afiliarse a seguros privados que cobran lo que quieren”.
Un debate pendiente sobre el financiamiento
El médico también cuestiona que el Gobierno no haya anunciado un incremento del presupuesto público en salud, condición indispensable para cualquier reforma real.
El gasto actual —inferior al 5% del PIB— está por debajo del nivel recomendado para alcanzar la universalidad (7%–8%)
Sin ese aumento, dice Narváez, cualquier intento de integrar el IESS al MSP está condenado al fracaso.
El Ejecutivo, por su parte, evita hablar de aumento de gasto y centra su discurso en la eficiencia, la inversión y el diálogo técnico.
Sin embargo, el médico advierte que los gremios de salud están debilitados y que el Gobierno podría impulsar reformas sin verdadera participación del sector profesional ni de los afiliados.
¿Modernización o debilitamiento del seguro social?
La propuesta de Noboa abre un debate crucial: ¿cómo garantizar la sostenibilidad del IESS sin sacrificar su función social?
Si bien existe consenso en que el sistema requiere una reforma profunda, las soluciones propuestas parten de visiones opuestas.
El Gobierno apuesta por un modelo financiero y administrativo, mientras que el sector médico exige un enfoque social y sanitario.
El riesgo, según Narváez, es que la búsqueda de eficiencia termine reduciendo la cobertura y la gratuidad del sistema, afectando a los más vulnerables.
El desafío para el Gobierno será demostrar que su reforma no significa una retirada del Estado del derecho a la salud, sino una modernización real que corrija las fallas sin debilitar la seguridad social ecuatoriana.

