¿Por qué procastinamos y cómo dejarlo, según la psicología?
¿Por qué procrastinamos? Según la psicología, postergar tareas no siempre es pereza, sino una respuesta emocional al estrés o miedo.

Procrastinar no es simplemente “dejar todo para después” por falta de disciplina o pereza.
De hecho, múltiples investigaciones académicas han demostrado que postergar tareas es, en gran parte, una respuesta emocional frente al estrés, la inseguridad o el perfeccionismo.
Diversas universidades y centros de investigación han abordado este fenómeno desde la psicología, con hallazgos relevantes tanto para comprender sus causas como para plantear soluciones.
Entendiendo el por qué procastinamos
Estudios de la Universidad de Melbourne, del sitio especializado PsylogicX y de la revista académica BioMed Central coinciden en que muchas personas procrastinan no porque sean flojas, sino porque buscan evitar tareas que les generan ansiedad, frustración o aburrimiento.
Al postergar, se obtiene un alivio emocional inmediato, aunque a largo plazo esto aumenta el malestar.
El perfeccionismo es otro detonante frecuente: cuando las expectativas son demasiado altas, es común evitar empezar una tarea por miedo a no cumplir con el estándar exigido.
Esto desencadena un ciclo de ansiedad, evitación, culpa y nuevas exigencias aún más rígidas.
Investigaciones compartidas por TIME muestran que en ciertos casos las personas procrastinan para proteger su autoestima.
Si fallan tras haber pospuesto, pueden atribuirlo a la falta de tiempo o esfuerzo, y no a su propia capacidad.
Tips para dejar de procastinar, según la psicología
A pesar de que la procrastinación puede convertirse en un patrón difícil de romper, existen estrategias basadas en evidencia que ayudan a combatirla de forma efectiva.
Reconocer los motivos personales
Según recursos de la Universidad de Princeton y la Universidad de Melbourne, el primer paso es identificar si estás procrastinando por miedo, aburrimiento, perfeccionismo o deseo de proteger tu imagen.
Esta autoconciencia permite interrumpir el ciclo evasivo.
Regular emociones
Intervenciones como la meditación de atención plena (mindfulness), el reencuadre cognitivo y la autocompasión han demostrado ser útiles para reducir la ansiedad asociada a las tareas.
Dividir tareas y establecer metas claras
La PMC (National Institutes of Health) sugiere dividir grandes tareas en pasos pequeños y establecer metas específicas, medibles, alcanzables y con plazos definidos.
Crear plazos propios
Expertos recomiendan establecer fechas límites propias. Esto reduce la sensación de ambigüedad y aumenta el compromiso con el cumplimiento.
Eliminar distracciones
Evitar interrupciones digitales, encontrar un entorno de trabajo adecuado y aplicar técnicas como Pomodoro (25 minutos de trabajo y 5 de descanso) puede ser muy eficaz.
Practicar autocompasión y recompensarse
Según investigaciones de IE University, ser amable contigo mismo cuando cometes errores, perdonarte y celebrar logros pequeños mejora la motivación y reduce la culpa asociada a la procrastinación.