Ataque de perros en Pallatanga ocurrió tras un presunto robo en casa; los animales alterados reaccionaron instintivamente matando a otro can.
El barrio 13 de mayo, en Pallatanga, fue sacudido por un hecho que dividió opiniones y desató una tormenta en redes sociales. Un video viral mostró a dos perros, uno de raza pitbull y otro American Bully, atacando brutalmente a un perro de menor tamaño en plena calle.
Lo que parecía, a simple vista, un ataque peligroso, escondía un trasfondo que pasó desapercibido para muchos, un presunto robo violento en el interior de una vivienda y una reacción instintiva de dos animales alterados por el miedo y la confusión.
Narcisa Rivera, propietaria de los perros, rompió el silencio y relató lo que realmente ocurrió esa mañana. Como todos los días, salió temprano a trabajar vendiendo productos en la vía. Sin embargo, por un imprevisto, regresó a casa a las 10:30.
Al llegar, encontró la ventana abierta y la puerta apenas entrecerrada. Al ingresar, dos hombres encapuchados huyeron del interior de su vivienda. «Yo grité, pedí auxilio. Fue ahí cuando mis perros, que ellos los habían amarrados, rompieron sus ataduras y salieron disparados detrás de mi”, narró.
Perros protagonizaron un brutal ataque en Pallatanga tras proteger su casa de un robo
Los animales, confundidos y fuera de control, se cruzaron en la vía con otro perro. Según Rivera, fue ese perro quien ladró primero a la American Bully, lo que provocó que el pitbull, más grande, reaccionara en defensa de su compañera.
“Ellos no son así. Estaban alterados, como si les hubiesen dado algo. No sabían qué estaba pasando. No atacaron por maldad, fue defensa y confusión”, insistió Rivera.
Las imágenes del ataque se difundieron rápidamente en redes sociales, acompañadas de mensajes que pedían sanciones contra los dueños de los perros y cuestionaban su presencia en la comunidad.
Sin embargo, pocos se detuvieron a indagar qué motivó la conducta de los animales. Rivera no solo enfrentó el robo de dos laptops y diner en efectivo, sino también el dolor de ver a sus perros convertidos en enemigos públicos.
Riversa comentó que la policía habría acudido al sitio más de 40 minutos después del llamado de emergencia. Para presentar la denuncia formal, le exigieron documentos y facturas de los artículos robados, muchos de los cuales se perdieron en una mudanza reciente.
Mientras tanto, en el barrio, la situación escaló. Vecinos se reunieron para exigir medidas, incluyendo la posibilidad de que los perros sean retirados, encerrados permanentemente o ‘eliminados’.
Los perros, asegura, son parte de su familia y cumplen un rol terapéutico para su hijo menor. “Son cariñosos, nobles. Sí, tienen una apariencia que asusta, pero eso no los hace asesinos”, defendió.
Este hecho reabre un debate delicado: ¿cómo juzgar la conducta de los animales sin conocer el contexto? ¿Qué responsabilidad tienen los dueños y qué papel juegan las redes sociales en amplificar el castigo sin verificar la verdad?
