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Pase del Niño Viajero 2025: tradición, fe y patrimonio que une a miles

Pase del Niño Viajero 2025 conecta fe, identidad y turismo; Cuenca vive su mayor celebración religiosa y cultural cada 24 de diciembre.

Pase del Niño Viajero 2025: tradición, fe y patrimonio que une a miles
Pase del Niño Viajero 2025: tradición, fe y patrimonio que une a miles

El Pase del Niño Viajero 2025 se prepara para llenar nuevamente de devoción, color y música las calles del centro histórico de Cuenca.

Esta icónica festividad, celebrada el 24 de diciembre, es uno de los eventos religiosos y culturales más importantes del Ecuador.

Miles de personas, entre turistas, familias cuencanas, comparsas y devotos, ya ultiman detalles para participar en una expresión que une identidad, memoria y comunidad.

¿Qué representa el Pase del Niño Viajero 2025 para Cuenca?

El Pase del Niño Viajero 2025 no es solo una tradición navideña.

Es un patrimonio vivo que refleja la fe cristiana, el arraigo cultural y la expresión artística del pueblo cuencano.

Cada año, la venerada imagen del Niño Dios recorre calles coloniales rodeada de comparsas festivas, bandas musicales, atuendos tradicionales, carros alegóricos y ofrendas.

La devoción al Niño Viajero tiene décadas de historia.

Esta manifestación religiosa surgió como agradecimiento por la bendición de la imagen sagrada en Tierra Santa.

Desde entonces, la costumbre se ha consolidado como una de las procesiones más representativas del país.

Un evento que moviliza a miles

El Pase del Niño Viajero 2025 congregará a familias enteras, priostes, músicos, bailarines, artesanos, bordadoras y devotos.

Se espera una participación masiva, con presencia de visitantes nacionales e internacionales atraídos por la fama del evento y por el encanto turístico de Cuenca.

Durante el desfile, se mezclan elementos bíblicos, costumbres indígenas, vestimenta típica y expresiones contemporáneas que enriquecen la identidad cultural.

Angeles, pastores, reyes magos, cholos, saraguros y personajes variopintos desfilan con alegría, construyendo un espectáculo visual único.

Pase del Niño Viajero
Pase del Niño Viajero

Guardianas de la tradición: el corazón del Pase

Año tras año, mujeres y familias dedicadas al cuidado de la imagen, confección de trajes, preparación de chicha y pan de pascua, realizan un trabajo silencioso pero invaluable.

Ellas son consideradas verdaderas guardianas del Pase.

Su labor mantiene viva la esencia histórica y espiritual de esta celebración.

Estas manos artesanas simbolizan el compromiso intergeneracional con la cultura cuencana.

Gracias a su esfuerzo, se conservan técnicas, colores, sabores y detalles que dan identidad a la festividad.

El Pase, patrimonio vivo y orgullo cultural

El Pase del Niño Viajero 2025 confirma que la tradición cuencana trasciende el simple acto religioso.

Se ha convertido en una expresión colectiva donde convergen cultura, fe, turismo y pertenencia.

Es una experiencia que emociona tanto a quienes participan activamente como a quienes observan el desfile.

El impacto del Pase es social, cultural y emocional.

No solo fortalece los lazos comunitarios, sino que impulsa el turismo local, dinamiza la economía y reafirma el patrimonio intangible de Cuenca.

Preparativos para una celebración inolvidable

Para garantizar una celebración segura, ordenada y masiva, las autoridades locales, junto a organizaciones culturales y religiosas, coordinan logística, control de tránsito y horarios.

Los participantes planifican meses antes su participación, desde la confección de trajes hasta la elaboración de ofrendas.

Los recorridos buscan honrar la tradición, evitar alteraciones y garantizar que la espiritualidad siga siendo el eje central del evento.

Una tradición que fortalece identidad y comunidad

El Pase del Niño Viajero 2025 representa una mezcla perfecta entre fe, cultura y tradición.

Es un símbolo de unidad cuencana y un tesoro espiritual que se transmite de generación en generación.

Su permanencia a lo largo de los años demuestra el amor de la comunidad por sus raíces y su historia.

Cuenca se prepara para vivir nuevamente un espectáculo lleno de color, música, devoción y orgullo patrimonial.

Para quienes asistan, será más que un desfile: será un encuentro con la identidad cultural más profunda de la ciudad.

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