El paro no terminó: el movimiento indígena cambia de estrategia frente al Gobierno
La Conaie no dio fin al paro, sino que cambió de estrategia. Líderes indígenas explican el repliegue y la defensa de los derechos colectivos en Ecuador.

Tras casi un mes de movilizaciones, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), liderada por Marlon Vargas, resolvió levantar el paro nacional iniciado en septiembre de 2025.
La decisión, lejos de significar una rendición, representa —según líderes y analistas— una reconfiguración táctica del movimiento indígena frente al escenario político, militar y social que atraviesa el país.
Una pausa estratégica, no una derrota
Para Alberto Ainaguano, presidente de la Ecuarunari, la suspensión de las protestas responde a razones humanitarias y estratégicas.
El Consejo de Gobierno de la Conaie tomó la medida al conocer que el Ejército se preparaba para una “limpieza” de los puntos de resistencia.
Con un saldo de al menos cuatro fallecidos (tres en Imbabura y uno en Loja) y centenares de heridos, la continuidad del paro habría significado una escalada de violencia sin precedentes.
“No perdimos el paro —aclara Ainaguano—, lo pausamos para evitar más muertes. Fue una decisión consciente, no de rendición”.
En ese sentido, la Ecuarunari sostiene que el movimiento indígena se mantendrá en asambleas comunitarias permanentes, articulando su trabajo en torno al “No” en la consulta popular de noviembre de 2025, la cual consideran una amenaza a los derechos laborales, ambientales y colectivos conquistados en la Constitución de Montecristi.
Repliegue y reorganización desde las comunidades
La lectura de Patricia Herrera Cisneros, exviceprefecta de Chimborazo y activista social, coincide en que la Conaie no terminó el paro, sino que se replegó estratégicamente.
Este repliegue, explica, no implica abandono de la lucha, sino una reorganización política y territorial para fortalecer las bases comunitarias y preparar una resistencia más amplia y sostenible.
“Replegarse es distinto a rendirse. Es un momento de reflexión y reconstrucción desde las comunidades”, enfatiza Herrera.
Ambos referentes coinciden en que el movimiento indígena enfrenta una nueva fase, donde la movilización callejera da paso a la resistencia territorial, mediante asambleas, educación política y trabajo social.
Logros y lecciones del paro
Ainaguano sostiene que el paro, pese a la represión, cumplió objetivos importantes:
- Revocatoria de permisos ambientales mineros.
- Asignación de recursos a cooperativas y programas sociales.
- Exposición del uso desigual de la fuerza pública, eficaz contra manifestantes pero ineficiente frente al crimen organizado.
Desde su perspectiva, el paro desnudó la capacidad represiva del Estado: “Ahora los ecuatorianos vieron que sí hay policías, militares y recursos, pero solo los usan para reprimir, no contra la delincuencia”.
Herrera complementa esa lectura desde lo humano y simbólico: los 31 días de paro revelaron la cohesión y fortaleza del movimiento indígena, pero también el costo social y emocional de la lucha. “Fue un tiempo de dolor, pero también de dignidad colectiva”, afirma.

Racismo estructural y crisis del Estado
Tanto Ainaguano como Herrera coinciden en que el paro evidenció la persistencia del racismo y el clasismo en Ecuador.
“Todavía se cree que el indígena no puede alzar la voz, que solo debe quedarse en el campo”, denuncia Ainaguano.
Herrera amplía esta crítica señalando que la reacción estatal y mediática frente al levantamiento popular refleja un pensamiento colonial aún vigente, que invisibiliza a quienes sostienen la economía campesina y alimentaria del país.
Además, ambos advierten que el conflicto reveló la fractura del Estado y la desigualdad estructural: mientras la fuerza pública se despliega con contundencia ante las protestas, la inseguridad y la pobreza rural siguen sin respuesta efectiva.
Tensiones internas y unidad en la diversidad
Ainaguano reconoce que algunas organizaciones locales, como UNORCAC en Imbabura, no reconocen la autoridad de la Conaie ni de la Ecuarunari, pero aclara que estas diferencias son propias de la pluralidad del movimiento indígena.
Subraya que, pese a los matices, todas las bases comparten un mismo horizonte de resistencia y defensa territorial.
Herrera coincide: la fuerza del movimiento radica precisamente en su capacidad de reconstruirse desde las comunidades, con autonomía y solidaridad.
El horizonte político: consulta popular y defensa de derechos
El eje de la nueva fase de resistencia será la defensa de los 21 derechos colectivos reconocidos en la Constitución de 2008, entre ellos:
- La consulta previa, libre e informada.
- El derecho a la resistencia.
- La protección del agua y los páramos.
Tanto Ainaguano como Herrera advierten que la consulta popular y la eventual Asamblea Constituyente impulsadas por el Gobierno podrían restringir o eliminar estos derechos, por lo que el movimiento indígena se alista para una nueva batalla política en las urnas.
Hacia un nuevo pacto social
Finalmente, Herrera llama a un proceso de diálogo nacional sin violencia, que permita repensar el país desde la igualdad y la interculturalidad.
“No hubo ganadores ni perdedores en este paro; el que pierde es el Ecuador si seguimos fracturados”, reflexiona.
El movimiento indígena, coinciden ambos, no se disuelve: se transforma y se prepara.
La lucha continúa, ahora desde los territorios, con la certeza de que “las organizaciones pueden morir, pero los pueblos no”.
Preguntas frecuentes del paro nacional:
¿Por qué la Conaie decidió levantar el paro nacional?
La decisión fue tomada por razones humanitarias y estratégicas, para evitar una nueva fase de represión militar y más víctimas entre los manifestantes.
¿El movimiento indígena considera que perdió el paro?
No. Según Alberto Ainaguano, se trata de una pausa estratégica, no de una derrota. El movimiento continuará en resistencia desde las comunidades.
¿Qué cambios plantea la nueva etapa del movimiento indígena?
La lucha se traslada a los territorios mediante asambleas comunitarias, educación política y la campaña por el “No” en la consulta popular de noviembre de 2025.
¿Qué preocupaciones principales destacan los líderes indígenas?
Temen que la consulta popular y una eventual Asamblea Constituyente vulneren los derechos colectivos reconocidos en la Constitución de 2008.
¿Qué llamado hace Patricia Herrera al país?
Propone un diálogo nacional sin violencia para reconstruir la unidad y garantizar la igualdad e interculturalidad en el Ecuador.
