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Ojo del Fantasma en Penipe: ruta, cascadas y aguas termales

Una caminata al Ojo del Fantasma en Penipe: cascadas, aguas termales y una caverna mística en la cara norte del volcán Tungurahua.

Ojo del Fantasma en Penipe: ruta, cascadas y aguas termales
Ojo del Fantasma en Penipe: ruta, cascadas y aguas termales

Eran las 7:20 de este sábado y, con un poco de sueño aún, la aventura hacia el Ojo del Fantasma tenía que comenzar.

Salí de casa rumbo al terminal del Mercado Oriental, más conocido como la Plaza de las Gallinas, ubicado en las calles Cordovez y Espejo de Riobamba. Desde allí parten los buses hacia Penipe.

Me subí al primero que encontré estacionado y, dos minutos después, salió de la parada. El bus no iba muy lleno y, tras 40 minutos de trayecto y un buen sueño, pagué USD 0,70 y me bajé en el Parque Central de Penipe.

Ahí me esperaba Edison Olivo, guía certificado de la agencia The Penipe Explorer. Junto a dos turistas, partimos rumbo a Tambo–Capil.

Para quienes no cuentan con vehículo propio, existe la opción de contratar camionetas o carros que realizan fletes hasta ese punto por USD 7. Si se coordina el regreso, el valor es el mismo.

Camino a Tambo–Capil: paisajes que mezclan ecosistemas

El trayecto desde el centro de Penipe hasta Tambo–Capil dura aproximadamente 20 minutos. La carretera se encuentra en buen estado.

En el camino, el paisaje se abre entre el río y una infinidad de tonalidades verdes, donde se mezclan la vegetación andina con rasgos propios de los ecosistemas cálidos y húmedos.

El sol aún no salía en todo su esplendor, lo que nos regaló un clima nublado y fresco, ideal para disfrutar del entorno sin quemarse ni sofocarse.

Inicio de la caminata al Ojo del Fantasma

Llegamos hasta el punto que permite el camino. Las inundaciones de este año dañaron parte de la vía que conecta con la entrada oficial del Ojo del Fantasma.

Sacamos lo necesario: agua, frutas, algo para picar y ropa adicional, en caso de decidir bañarse en las aguas termales.

Cruzamos un puente improvisado que nos conducía a la entrada y, antes de iniciar, hicimos una pequeña oración, pidiendo permiso a la montaña para ingresar.

El recorrido hasta el Ojo del Fantasma, una formación rocosa compuesta por flujos de lava, lahares y depósitos volcánicos prehistóricos, es de poco más de dos kilómetros. La entrada es gratuita.

Cascadas, subidas exigentes y naturaleza viva

Cascadas en el ojo del fantasma
Cascadas en el ojo del fantasma

Apenas cinco minutos después de empezar, aparecieron las primeras cascadas: la del Tambo y la del Ojo. Dos grandes caídas de agua que refrescan el cuerpo y el ánimo.

Es un punto ideal para fotografías, contemplación y, para los más aventureros, para zabullirse en su caída.

Mientras avanzábamos, Edison explicaba que el Ojo del Fantasma se ubica en la cara norte del volcán Tungurahua, a unos 2.600 metros sobre el nivel del mar.

En este lugar convergen cascadas, vertientes de agua mineral, aguas termales y la mítica caverna que da nombre al sitio.

El primer tramo del camino es retador, con subidas pronunciadas que, dependiendo de la condición física, pueden quitar el aliento.

Con pausas estratégicas para hidratarse y tomar fotografías, el recorrido se vuelve llevadero.

Entre túneles naturales y leyendas de piedra

La naturaleza domina el recorrido. Hojas de distintos colores, formas y texturas capturaron mi atención en cada paso.

El sendero alterna tramos secos y estrechos con otros donde las ramas forman túneles naturales con lodo por doquier, obligando a caminar con atención, lo que te permite disfrutar sin distracciones.

El canto de los pájaros acompaña todo el trayecto. Si prestas atención, puedes identificar varias especies, ya que algunos cantos son más vibrantes que otros.

Cruzamos riachuelo tras riachuelo, unos más grandes que otros, y el frío de sus aguas te hacía despertar y contraer todas las terminaciones nerviosas.

Tras unos 40 minutos, llegamos a la formación conocida como la “Roca de las dos caras”. La leyenda dice que allí pueden verse el rostro de un gorila y, debajo, la cara del diablo.

Basta observar con atención para encontrar ambas figuras esculpidas por la naturaleza.

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Agua mineral, termales y la caverna del Ojo del Fantasma

El misticismo es propio de este lugar. En el último tramo, el lodo resbaladizo puede jugarte malas pasadas, pero, como decía Edison, “pisando duro no pasa nada”.

Casi al llegar, nos encontramos con una fuente de agua mineral. Bebimos directamente de ella: sabía a güitig sin gas, tal cual. De la tierra a la boca. Agua cristalina, limpia y muy refrescante.

Tras una hora de trayecto desde la base, llegamos a las pozas de aguas termales. Apenas toqué el agua: tibia, cálida, y después del cansancio, solo quería sentarme ahí a descansar.

Pero aún faltaba un poco más para llegar a la mítica caverna del Ojo del Fantasma. Me contuve y seguimos.

Para entrar a la caverna, cruzamos el agua fría que nos llegaba un poco más arriba de los tobillos y nos adentramos hasta llegar al final.

La energía que transmite el lugar es fascinante. La roca a tu alrededor es imponente. Solo cuando miras al cielo ves ese rayo de luz que entra y, por él, gotas de agua que brillan y caen sobre tu rostro.

Un gran alivio para el cuerpo cansado que se esforzó por llegar hasta allí. No había más personas, así que disfrutamos con calma, tomando fotos y admirando todo.

Aguas termales en el Ojo del Fantasma
Aguas termales en el Ojo del Fantasma

Regresamos a las aguas termales y nos quedamos poco menos de una hora. No había nadie. La conversación se volvió amena y disfrutamos de lo que habíamos llevado.

El regreso, aunque mis rodillas comenzaron a reclamar el esfuerzo, fue más rápido. Eran las 12:30 y, de bajada, nos encontramos con algunos grupos que recién subían.

Si quieren disfrutar más la experiencia, madruguen: se pasa mejor.

Aunque se puede subir solo, si no conoces el lugar o es tu primera vez, recomiendo ir con un guía.

No solo aprendes más sobre el sitio, sus leyendas y su historia, sino que también ganas en seguridad. Y, como diría Edison: “¿Y por qué? Porque somos chéveres”.

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