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COLUMNISTAS

OCHO MIL MILLONES DE HABITANTES…

Hablamos de 8 mil millones de personas que actualmente habitamos en la Tierra. Aunque se estima que, a un ritmo más lento en las próximas décadas, se alcanzará una población de 9.7 mil millones para el 2050, este crecimiento plantea el problema de la sobrepoblación en un planeta que dispone de recursos finitos; es decir, aquellos que existen en cantidades limitadas y que no pueden regenerarse rápidamente.

A medida que la demanda de recursos vitales como agua, energía, alimentos y materias primas se intensifica, corremos el riesgo de agotar estos recursos esenciales, lo que tendrá consecuencias devastadoras para la sostenibilidad del ambiente y la calidad de vida de las generaciones futuras. La sobreexplotación de los océanos, la deforestación masiva, la contaminación del aire y del agua, y la degradación del suelo son solo algunas de las manifestaciones de esta crisis. A esto se suma el cambio climático, acelerado por las actividades humanas, que agrava la situación, altera los ecosistemas y reduce la capacidad del planeta para regenerar sus recursos.

En el año 2023, la temperatura promedio de la Tierra aumentó alrededor de 1.1 °C desde la era preindustrial, lo que está desencadenando un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Entre otros efectos, se destaca la pérdida de los glaciares de los Andes, que han perdido cerca del 50% de su masa en las últimas tres décadas, lo que pone en riesgo la disponibilidad de agua para millones de personas. La acidificación de los océanos, resultado de la absorción del 30% del dióxido de carbono emitido, está afectando gravemente a los ecosistemas marinos, mientras que un millón de especies enfrenta la extinción debido a la pérdida de su hábitat.

Nos enfrentamos a la necesidad de tomar decisiones conscientes y responsables para abordar nuestras necesidades inmediatas y considerar el bienestar de las futuras generaciones. La resiliencia ante los desafíos del cambio climático y la presión sobre los recursos finitos de nuestra casa grande, llamada Tierra, dependerá en gran medida de nuestra capacidad para planificar y preservar el entorno que nos rodea. Esto incluye la adopción de prácticas sostenibles en nuestra vida diaria, como reducir el consumo de energía, minimizar el uso de plásticos, conservar el agua y optar por productos amigables con el ambiente.

Recordemos que la suma de pequeños esfuerzos individuales puede generar un cambio global positivo, garantizando un futuro más sostenible para las generaciones venideras.

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