Murió Papa Francisco a los 88 años en el Vaticano por enfermedad
A las 7:35 am, el papa Francisco murió en su residencia del Vaticano en Roma tras enfermedad, antes se despidió de la gente en su papamóvil.

El reloj marcó las 7:35 de la mañana cuando la historia se detuvo. Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, dejó de respirar en la intimidad austera de la Casa Santa Marta, a sus 88 años.
Con su muerte, no solo se apaga una voz, sino que se cierra un capítulo único en la historia contemporánea de la Iglesia Católica.
El anuncio lo hizo el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, en un mensaje grabado y transmitido al mundo con un temblor de solemnidad irrepetible.
“Con profundo dolor tengo que anunciar que el Papa Francisco ha muerte, su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, dijo.
A su lado, figuras esenciales del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, Edgar Peña Parra y el maestro de ceremonias Diego Ravelli, confirmaron lo que ya era palpable en la atmósfera vaticana: la Iglesia ha entrado en Sede Vacante.
Causa de muerte del papa Francisco
El Papa Francisco había venido luchando contra múltiples dolencias. En marzo, fue hospitalizado por una neumonía bilateral. No participó en las ceremonias de Semana Santa. Apenas cuatro semanas después, su cuerpo no pudo más.
El 20 de abril, un día antes de su muerte, protagonizó lo que muchos interpretan hoy como una despedida anticipada. Se asomó al balcón de la Basílica de San Pedro, ofreció la bendición Urbi et Orbi y recorrió la plaza en el papamóvil. Lo acompañaban miles, sin saber que lo veían por última vez.
Ese mismo día recibió al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance. En las imágenes, su rostro se veía apagado. Caminaba con dificultad. Pero estaba allí. Presente. Firme hasta el final.
El papa Francisco falleció por un ictus cerebral y un fallo cardiocirculatorio
El Papa Francisco, el primer Papa del sur del mundo
Francisco fue el primer Papa latinoamericano, el primero jesuita, y el primero en más de seis siglos en suceder a un pontífice vivo.
Cuando fue elegido en 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, muchos hablaron de un cambio de época. Y no se equivocaron.
Su papado fue contradictorio y profundamente humano, reformador y conservador, amado y criticado, cercano y distante.
Rechazó los lujos del Vaticano, habló de los pobres, pidió perdón por los pecados de la Iglesia y, sin embargo, cargó también con silencios incómodos, especialmente frente a su natal Argentina, país al que nunca volvió.
El Vaticano deberá elegir a una nuevo representante tras muerte del Papa Francisco
El Vaticano ha activado ya el protocolo para la elección del nuevo pontífice. En los próximos días se convocará el cónclave, una reunión secreta de cardenales que decidirán quién tomará el timón de una Iglesia con más preguntas que respuestas.
Mientras tanto, en la plaza de San Pedro, los fieles comienzan a reunirse. Algunos rezan. Otros simplemente lloran. Hay quienes guardan silencio. Todos entienden, sin que nadie lo diga, que algo muy profundo ha cambiado.
El Papa Francisco no escribió su legado. Lo vivió. En cada gesto, cada homilía, cada caminata sin escoltas. En su última aparición pública, dijo: “La esperanza no defrauda”. Palabras sencillas. Finales.
Hoy, Roma amanece sin su voz. Pero con su eco latiendo en millones de corazones.
¿Quiénes podrían ser los posibles sucesores del Papa Francisco tras su muerte en el Vaticano?

La muerte del Papa Francisco no solo marca el final de una era; abre también una nueva pugna espiritual, política y doctrinal dentro del corazón de la Iglesia Católica.
La carrera hacia el trono de Pedro está en marcha. Y entre incienso, batinas y miradas cuidadosas, se dibujan tres grandes corrientes que medirán su fuerza dentro de la Capilla Sixtina, los progresistas, los moderados y los conservadores.
Luis Antonio Tagle
Uno de los nombres que despierta mayor expectativa es Luis Antonio Tagle, cardenal filipino de 67 años, exarzobispo de Manila y actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Voz cálida, mirada compasiva y discurso firme en torno a la justicia social, representa la sensibilidad asiática que Bergoglio promovió en el Vaticano. Es el rostro del catolicismo global, defensor de una Iglesia abierta, menos eurocéntrica y más empática.
Matteo Zuppi
Otro rostro visible del ala progresista es Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. A sus 69 años, Zuppi ha llevado el Evangelio a las periferias, mediado en conflictos internacionales y sido emisario de paz del Vaticano.
Su cercanía a los migrantes y a los descartados del sistema lo convierten en un continuador natural del legado franciscano.
Peter Turkson
Dentro del campo moderado, Peter Turkson, cardenal ghanés de 76 años, vuelve a sonar con fuerza. Fue uno de los papables en 2013.
Su trabajo en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y su compromiso con el medioambiente y la economía ética lo colocan como una figura puente entre tradición y renovación.
Pietro Parolin
El italiano Pietro Parolin, de 70 años, actual secretario de Estado vaticano, es otro candidato fuerte. Diplomático de carrera, ha sido el artífice silencioso de las relaciones exteriores de la Santa Sede durante la última década.
Representa la experiencia, la estabilidad institucional y una visión moderada del cambio.
Raymond Leo Burke
Del lado más rígido de la balanza emergen figuras como Raymond Leo Burke, cardenal estadounidense de 76 años, férreo opositor de muchas reformas de Francisco.
Se opone frontalmente a la comunión para los divorciados vueltos a casar, y ha cuestionado toda apertura hacia la comunidad LGBTQ+.
Peter Erdö
También se encuentra Peter Erdö, húngaro de 72 años, con posiciones similares. Considera que acoger refugiados equivale a fomentar el «tráfico humano» y defiende una interpretación estricta de la doctrina.
Otros nombres como Gerhard Ludwig Müller (78 años, Alemania) y Willem Eijk (71 años, Países Bajos) refuerzan este bloque, con una visión doctrinal tradicionalista y férrea defensa del magisterio clásico.
La elección del próximo Papa tras la muerte del Papa Francisco no será solo una decisión teológica. Será una declaración de rumbo: ¿una Iglesia que prolongue el espíritu franciscano, una que busque consensos o una que regrese al dogma férreo?
Aunque el nombre que emerja del cónclave sigue siendo un misterio, lo cierto es que el mundo dentro y fuera de la fe ya observa con lupa.
Porque lo que está en juego no es solo el liderazgo de una institución milenaria. Es el alma misma de una Iglesia que aún busca cómo hablarle al siglo XXI.Papa Francisco murió en el Vaticano tras enfermedad, antes se despidió de la gente en su papamóvil. Ya hay candidatos para reemplazarlo.