Migración interna en Ecuador: escuelas rurales cierran mientras crecen las matrículas urbanas
El informe 2025 del INEC revela cómo la migración por servicios y oportunidades vacía aulas rurales en Chimborazo y otras provincias andinas, mientras las ciudades enfrentan presión educativa.

El más reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) sobre migración interna, publicado en junio de 2025.
El informe confirma una tendencia que ya se percibe en las escuelas rurales de Chimborazo y de otras provincias andinas.
Los hogares se están moviendo, “votando con los pies”, hacia lugares donde los servicios públicos y las oportunidades económicas son más amplios.
Migración por bienes y servicios
El censo revela que el 31,4 % de la población se traslada desde ciudades pequeñas hacia urbes más grandes, mientras que un 45,3 % migra en sentido contrario, hacia localidades menores, y un 23,3 % se moviliza entre ciudades de tamaño similar.
Detrás de estas cifras se encuentran las profundas desigualdades en ingresos, transporte, cultura, educación, salud y servicios básicos —agua potable, electricidad, alcantarillado— que determinan la calidad de vida.
En cantones con una tasa de expulsión sostenida de población, como:
- Sigchos,
- Esmeraldas,
- Guamote,
- Colta,
- Olmedo
- Pichincha
En estos cantones se observa un fenómeno cada vez más recurrente: escuelas que pierden matrícula hasta terminar cerrando.
En contraste, cantones como_
- Riobamba,
- Zamora
- Pastaza
Según el INEC en estos tres cantones se mantienen un frágil equilibrio entre la llegada y salida de habitantes.
Impacto en la educación rural

Ese movimiento poblacional tiene un impacto directo en las aulas. Patricio Chávez, exdirector de Educación de Riobamba–Chambo, advierte que escuelas de comunidades como Cubijíes han ido cerrando por falta de niños.
En Quimiag, los dos colegios restantes se vacían poco a poco. “No hay guaguas”, resume el exdirector.
La consecuencia educativa es doble: en las zonas rurales, los planteles cerrados reducen los espacios de socialización y las oportunidades de desarrollo de los niños que permanecen.
Presión en las ciudades receptoras
En contraste, en las ciudades receptoras, el crecimiento de la matrícula presiona las aulas, a los docentes y los presupuestos educativos.
En muchas familias ecuatorianas persiste la idea de que la educación de calidad solo está en las ciudades.
Esa creencia, alimentada por diferencias reales en infraestructura, recursos y oportunidades, impulsa a miles de padres a migrar con sus hijos hacia urbes medianas o grandes, aun cuando el costo de vida sea más alto.

La percepción tiene sustento: en áreas urbanas existen mejores facilidades, mientras que en las rurales los planteles suelen enfrentar escasez de materiales, caminos en mal estado y una alta rotación de docentes.
El rol de los docentes rurales
Sin embargo, la realidad es más compleja. Los maestros rurales poseen una formación equivalente a la de sus pares urbanos, e incluso desarrollan competencias adicionales para enseñar en contextos interculturales o en aulas multigrado.
Chávez subraya que, al final:
“Son los mismos profesores, están pagados de la misma manera y se han formado de la misma manera”.
De hecho, el distrito Riobamba–Chambo concentra el mayor porcentaje de docentes con cuarto nivel de formación en todo el Ecuador.
Aunque los datos nacionales muestran que la deserción escolar formal bajó de 5.702 estudiantes en 2021 a 4.062 en 2023-2024, la movilidad poblacional sigue debilitando la base estudiantil rural.
“El campo probablemente se va a quedar sin alumnos; todas las escuelas se van a concentrar en la ciudad”, advierte Chávez.