COLUMNISTAS

¡LA MADRE TIERRA ES UN SUPERORGANISMO VIVO!

Con la exquisitez del buen decir, Leonardo Boff, el profeta defensor de la Vida, nos indica: “¡La Tierra puede vivir sin nosotros e incluso mejor! Pero nosotros no podemos vivir sin la Tierra. Ella es nuestra única casa, no tenemos otra. Ella es la Pacha Mama de los Andes, la Gran Madre, en presencia de todos los agricultores, y Gaia, un superorganismo vivo que se autorregula reproduciendo la vida.”

Esta sentencia, esta forma de pensar y de decir, ya no está en tela de juicio, ha sido permanentemente corroborada por diferentes organismos internacionales, por prestigiosas universidades y científicos, filósofos  (Ojo; no solo de la metrópoli, sino de toda la esfera terrestre) y por algunos gobiernos. En el caso de los gobiernos, hay algunos que se atrevieron valientemente a decir que el modelo de desarrollo que fomenta la inviabilidad de la vida debe terminar!; pues no hay otro camino! 

Hay otros, que, de manera blandengue e interesada, solo dicen en discursos y en foros internacionales – intentando lavar su imagen de su quehacer cotidiano-, que hay que cuidar la tierra, que se debe responsabilizar a quienes más contaminan, etc., etc. Bueno, de todas maneras, algo dicen; mientras que hay otros gobiernos (la gran mayoría) que siguen como burra al trigo! fortaleciendo la gobernanza de sus ínsulas a través de la depredación de los elementos y recursos naturales.

¿Por qué la denuncia de movimientos sociales, profetas, filósofos, científicos, organismos internacionales y gobiernos, no es tan fuerte para obligar al cambio de la economía y del modelo de desarrollo? ¡Pregunta del millón! Me atrevo a decir que es, porque entre otros aspectos, la humanidad en su conjunto, aún no es consciente que la economía de la competencia y el modelo depredador y extractivista producen por un lado una acumulación ostentosa de beneficios en pocos grupos y en pocos países; y por otro lado, produce una exclusión inhumana de la mayoría de las personas y de las naciones.

Este mundo “al revés” o “de patas arriba”, que privilegia la acumulación, el consumismo, el hedonismo, la intolerancia, la xenofobia, etc., etc. es el mundo que crea y recrea el gran crimen de la exclusión social, pues por todas partes empieza a reinar el hambre crónica, enfermedades ya eliminadas, la depredación brutal de los elementos y recursos finitos de la naturaleza y un ambiente global que huele a violencia, opresión y guerra.

Siguiendo el buen decir y vivir mujeres y hombres sabios, permítanme recordar la frase célebre de un jefe de la Gran Nación Kree de Norte América, que dice: “Cuando el último árbol sea talado…, Cuando el último río sea contaminado…, Cuando el último animal sea aniquilado… Nos daremos cuenta de que el dinero no se come…” (ni se bebe ni se respira).

Está en la humanidad edificar el punto de inflexión, el punto de cambio a una vida más sencilla y sustentable… por tanto, más feliz.  ¿Cuándo lograremos este cambio? ¿O al menos iniciar la construcción de esta bella utopía? Estoy seguro, cuando la “con-ciencia” humana sea capaz de entender que el presente y el futuro está en las manos de todos y no solamente en la decisión de unos pocos beneficiarios del sistema. Por tanto, cada uno de nosotros iniciemos este caminar y seamos parte de la sumatoria que construye la nueva humanidad. ¿Y cómo? Fácil, no siendo parte del obnubilante mundo del consumismo.

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