Hombre envió a matar a su madre desde la cárcel de Quito
Hombre envió a matar a su madre desde la cárcel de Quito donde estaba por violación; el crimen, con ayuda de sus nietos, buscaba herencia.

Un hombre envió a matar a su madre desde la cárcel de Quito, un caso que revela una red familiar criminal que causó la sorpresa e indignación de todo un país.
La muerte de Mónica Páez, de 70 años, ocurrida el 16 de marzo de 2025 en el norte de Quito, reveló una trama criminal que sorprendió incluso a los investigadores más experimentados.
Lo que parecía, en un inicio, un ataque más de sicariato urbano, terminó exponiendo una conspiración familiar urdida desde la cárcel del Inca y ejecutada con la participación de quienes, en teoría, debían resguardar a la víctima: su hijo y sus nietos.
Aquella mañana, Páez se dirigía a una iglesia cuando fue interceptada. Testigos y cámaras de seguridad registraron el momento en que dos motociclistas abrieron fuego contra el vehículo, disparando cinco veces a través de la ventana del copiloto.
Acto seguido, huyeron mientras dos mujeres jóvenes, previamente observadas merodeando el automóvil, se retiraban del lugar.
La Policía, al analizar los registros audiovisuales, detectó que estas mujeres realizaron una llamada antes del ataque, confirmando la identidad de la víctima.
Posteriormente, fueron vistas retirando dinero de un cajero y abordando un vehículo conducido por un hombre que, según la investigación, no tenía conocimiento de los hechos.
Hombre envió a matar a su madre aunque estaba en la cárcel

La Fiscalía identificó como autor intelectual a Bolívar A., hijo de la víctima, recluido desde 2023 por un delito de violación contra su hijastra.
Desde prisión habría diseñado el plan, valiéndose de sus propios hijos —los nietos de la víctima— para coordinar pagos, entregar información y facilitar los movimientos financieros.
Uno de los implicados, Juan Francisco A., convivía con Páez y, de acuerdo con las indagaciones, fue quien detalló las rutinas diarias de su abuela.
Al momento de su detención, se hallaron en su poder un acta de defunción falsa y sellos notariales, lo que refuerza la hipótesis de que buscaba apropiarse de los bienes de la víctima.
Según la familia de la fallecida, la motivación fue estrictamente económica. Páez era propietaria de varios bienes y su hijo habría intentado acceder a ellos a través de sus nietos.
La hipótesis se sostiene también por los hallazgos de documentos falsificados que apuntan a un intento de usurpación patrimonial tras la muerte.
El sicario que ejecutó los disparos fue identificado como Jonier A., pareja de una de las mujeres registradas en los videos de seguridad.
Aunque inicialmente fue detenido por tráfico de drogas, sus vínculos con el crimen quedaron al descubierto a partir del testimonio de J. P., una mujer cercana al círculo familiar, quien reveló que prestaba su cuenta bancaria para las transacciones ordenadas desde prisión.
Su colaboración permitió reconstruir el rompecabezas de responsabilidades.
Procesos y capturas en el caso del hombre envió a matar a su madre
Hasta el momento, están detenidos Bolívar A., su hijo Juan Francisco y el sicario Jonier A. Las dos mujeres que verificaron la identidad de la víctima, junto con J. P., también se encuentran bajo custodia.
En cambio, José Daniel A., el segundo nieto señalado como pieza clave en la logística, permanece prófugo con una orden de captura internacional en su contra.
Las investigaciones se extienden hacia el conductor del vehículo en el que huyeron las implicadas, para determinar si su participación fue consciente o meramente circunstancial.
“Esto nos destrozó como familia. Mi madre siempre lo ayudó, incluso cuando fue detenido. Nunca imaginamos una traición tan atroz”, señalaron allegados de la víctima en declaraciones a la prensa.
El caso ha despertado un fuerte debate sobre los alcances del crimen organizado dentro de las cárceles y la facilidad con la que se planifican delitos desde los centros de reclusión.
La familia de Páez, mientras tanto, exige justicia y espera que el proceso judicial avance con firmeza frente a un hecho que quebró no solo la vida de una mujer, sino también la noción misma de protección familiar.