Fiesta de San Juan Evangelista: los Diablitos de Chambo listos para 2025
Las fiestas de San Juan Evangelista en Chambo ya tienen todo listo bajo la organización de la familia Bayas. Las celebraciones serán el 26 y 27 de diciembre, con priostes designados hasta 2036.

Cada diciembre, el cantón Chambo revive una de sus manifestaciones culturales más emblemáticas: la fiesta de Los Diablitos de San Juan Evangelista, un ritual que combina elementos indígenas, mestizos y religiosos, y que desde mediados del siglo XX se ha consolidado como un referente patrimonial para la comunidad.
La celebración inicia el 17 de diciembre, con la apertura de la Novena a San Juan Evangelista, patrono de Chambo.
Las vísperas se cumplen el 26 de diciembre, y la fiesta principal se desarrolla el 27, día dedicado al santo. Las fechas se mantienen invariables, sin importar el día de la semana en que caigan.
Un origen ligado al mestizaje y a la memoria indígena
Antes de ingresar al casco urbano, la fiesta tuvo su origen en la comunidad de Guallabamba, zona de páramo y antiguos asentamientos indígenas.
Allí surgieron los cuatro personajes centrales de la celebración:
- el Capitán lleva el bastón de mando
- el Sargento tiene una lanza
- el Paje porta un escudo y machete
- el Alférez flamea una bandera
Todos con rangos y atributos inspirados en la estructura militar española.
Sin embargo, la adaptación de estos símbolos se dio bajo la estética indígena, con vestimentas rojas decoradas con bordados, cintas, espejos y sombreros multicolores.
En Guallabamba, formar parte de los Diablitos era un honor reservado para familias relevantes de la comunidad.
No cualquiera podía asumir los cargos: en muchos casos, varias familias se unían para conformar el grupo, o una sola aportaba a todos los personajes.
Era un sistema de selección comunitaria respetado y riguroso.
La danza que llamó a la lluvia
Según la tradición oral, en épocas de sequía extrema, los Diablitos descendían desde Guallabamba hasta la iglesia matriz de Chambo, danzando al ritmo del tambor y el pingullo.
Al llegar, un aguacero repentino devolvía el agua a los campos. Desde entonces, se atribuyó a su presencia el poder simbólico de convocar a la lluvia, convirtiéndose en una figura esperada por los agricultores del cantón.
Un recorrido de 50 kilómetros y las antiguas posadas
La bajada desde Guallabamba abarcaba entre 40 y 50 kilómetros.
Los Diablitos no viajaban solos los acompañaban
- los llameros, vestidos de blanco y con el rostro pintado de negro, quienes guiaban llamas cargadas con los víveres destinados a las posadas;
- la negra y el negro, de carácter satírico
- mula brava, representación burlesca del hacendado montado en un caballo artesanal de cabuya.
Durante el trayecto, la comitiva descansaba en diversas posadas, donde cocinaban y pernoctaban.
La más importante se encontraba en La Loma, a la entrada del centro de Chambo, y es el único punto que conserva vigencia simbólica en la actualidad.
El traslado al casco urbano y el renacer de la tradición
Entre los años 60 y 70, los Diablitos dejaron de bajar desde Guallabamba. La ausencia impulsó a cuatro jóvenes del barrio San Juan a recuperar la tradición.
Ellos retomaron la danza y establecieron la celebración dentro del área urbana de Chambo, respetando la fecha de la bajada (26 de diciembre) y la participación en la misa del 27.
Para consolidar la identidad local, los vecinos del barrio tallaron una imagen propia de San Juan Evangelista, elaborada en madera de capulí, árbol emblemático de la zona.
Esta imagen es la que participa en las vísperas y en los actos del 26 y 27.
Diablos pobres y diablos ricos: dos formas de celebrar
Durante las décadas siguientes surgieron dos vertientes:
- Los diablos pobres, integrados principalmente por vecinos del barrio San Juan, con una celebración centrada en la parte religiosa.
- Los diablos ricos, conformados por familias de mayores recursos, quienes podían sostener fiestas más elaboradas. Uno de sus rasgos distintivos era que una misma familia organizaba la fiesta durante cuatro años, ascendiendo cada año en los rangos: de alférez a paje, de paje a sargento y de sargento a capitán.
Aunque esta diferenciación se ha ido diluyendo, marcó una etapa significativa de la tradición.
El comité de fiestas y la organización actual
Hoy, la fiesta es organizada por el Comité de Fiestas de San Juan Evangelista, independiente de la directiva barrial.
Su presidente es Hugo Udeo, suboficial de policía. La nómina de priostes está registrada hasta 2036.
Participar como prioste solo requiere voluntad, y los interesados pueden inscribirse ante el comité el 27 de diciembre, después de la misa.
Aunque la tradición señala cargos masculinos, ya se han registrado mujeres en los roles principales.
El 26 y el 27 de diciembe: dos días clave
El 26 de diciembre, la imagen de San Juan del barrio desciende hacia la iglesia del parque central. Se celebra la misa de vísperas y el baile en el pretil, seguido por el acto artístico en la plazoleta del barrio. Esa noche, los Diablitos bajan en desfile acompañados por comparsas.
El 27 al mediodía, los Diablitos ingresan bailando dentro de la iglesia matriz, privilegio exclusivo del grupo.
Allí se realiza el cambio de mando religioso, donde los priostes salientes entregan las insignias a los entrantes.
Posteriormente, en La Loma, se efectúa el cambio de mando popular, que marca el inicio festivo de la gestión del nuevo grupo de priostes.
Una tradición que sigue creciendo
Este año, los priostes son la familia Bayas, encabezada por don César Bayas, quien ocupa el rango de capitán junto con sus hijos en los demás cargos.
La celebración mantiene su fuerza y su capacidad de convocatoria, y la comunidad continúa sosteniendo un legado que mezcla historia, espiritualidad y cultura popular.
Los Diablitos de San Juan Evangelista no son únicamente un baile ni un desfile: son la expresión viva de la memoria de Chambo y el vínculo que une a sus habitantes con sus orígenes indígenas y mestizos.
Una tradición que, a pesar del paso del tiempo, permanece firme en el calendario, en las familias y en el corazón de la ciudad.

