¿TERMINÓ LA CONVULSIÓN?
Cuatro semanas seguidas he escrito sobre un país en convulsión, con sus marchas, cierres de carreteras,3 vidas perdidas, decenas de heridos y represión con saña, fuera de cualquier convenio sobre derechos humanos, de los pueblos originarios y de las poblaciones civiles. De hecho la CONAIE, no sé si por una nueva estrategia, por compromiso o debilidad, ensayó una suerte de paro descentralizado, de modo que la convulsión que fue real y sangrienta, tuvo, sin embargo una imagen de borbotones dispersos a lo largo de la serranía ecuatoriana. Lejos estuvo la imagen de ese ejército innumerable de indígenas, avanzando, a veces con violencia, a la capital, que era común en otros levantamientos.
El fin del paro era necesario. Abogué por un diálogo temprano para ello. Pero, parece ser que la Confederación de nacionalidades simplemente capitularon, sin logro alguno más que un pliego de peticiones carente de planteamientos alternativos al modelo neoliberal que parece indoblegable. Entonces, ¿terminó la convulsión?. Vargas ha declarado que es una retirada para salvaguardar las vidas de la gente ante una amenaza de entrada violenta de los militares, que días atrás lanzaron misiles hacia posiciones de mineros ilegales, como muestra de lo que podría pasar si no hubiese retirada.
Espeluznante imagen queda, si ese es el modo de detener una convulsión social, enviar al ejército a aplastar a poblaciones civiles del propio país, son historias de tiempos coloniales y brutales, donde los privilegios de unos son lo único que cuenta, como se oye en los discursos de esta nueva derecha radical. La convulsión ha sido acallada, no se ha terminado.