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¡ POR QUÉ A MI !

Las palabras que dan título a este artículo expresan el sentimiento que nos invade cuando una desgracia ensombrece nuestra vida, pero quizá deberíamos invertir la pregunta… ¿ Por qué no me puede pasar esto a mi ? ¿ Qué corona tengo para ser inmune a la tragedia ?

El sufrimiento prácticamente coexiste con el ser humano, cada uno carga su propia cruz, por eso es necesario encontrarle sentido al dolor, debe haber alguna explicación que nos sostenga frente a los golpes de la vida.

Tal explicación puede provenir de la filosofía o de la religión, de un sistema de ideas que nos guíe y fortalezca cuando el infaltable sufrimiento llame a nuestras puertas.

Sin embargo, el mero membrete de estoico, budista o cristiano – para citar ejemplos – no basta para arrostrar exitosamente la zozobra, en mi modesto criterio, es necesario, primeramente, estudiar y comprender los libros que sustentan nuestras convicciones y, en segundo término, ser un practicante genuino.

Con estos dos requisitos cumplidos el sufrimiento se puede transformar en fortaleza al ser superado por la fe razonada.

Sobre un tema tan difícil e importante habla una encíclica que me parece maravillosa y que invito a consultar, “ Salvificis Doloris ”  se llama, fue promulgada por el Papa Juan Pablo II, el 11 de febrero de 1984.

Fácil resulta encontrarla en internet y seguro que leyéndola con profundidad, se hallarán respuestas muy satisfactorias de enorme utilidad a la espinosa pregunta / reclamo: ¡ Por qué a mi !

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