COLUMNISTAS

POR DEMOCRACIAS PARTICIPATIVAS

Ya dijimos la semana anterior que hay una realidad muy preocupante para una gran parte de la humanidad y nos referimos a que el poder de los Estados-Nación se está trasladando hacia unos pocos grupos financieros que funcionan globalmente, los cuales son los que realmente ostentan el poder financiero, político, tecnológico, comercial, militar, religioso, de medios de comunicación, etc.

Como se sabe, la democracia ya tiene al menos sus 2000 años y a pesar de ello, está vivita y coleando. Ha contado y cuenta con los elementos necesarios que le permiten recomponerse y recrearse. Etimológicamente es el gobierno del pueblo para el pueblo y queramos o no, el corazón de ella es el poder. Por tanto, si sólo reflexionamos en estas dos ideas, tendremos como resultado que la situación que vive el mundo es por el carácter del poder que se ha consolidado.

Un poder que genera acumulación inmisericorde en unos pocos (tecno-feudales), violencia estructural en todo el mundo, guerras en los territorios que cuentan con recursos naturales importantes; e irrespeto a la Madre Naturaleza, mediante un despiadado extractivismo que de a poco inviabiliza el desarrollo sustentable anhelado.

Los visionarios y pioneros de la democracia deben estar “quemándose en la quinta paila” al ver que este sistema no ha logrado crear gobiernos del pueblo para el pueblo; pues, aún en la mayoría de los países, esta idea a lo sumo ha edificado democracias representativas y no participativas.  Además, esto nos lleva a otra pregunta: ¿Es bueno y viable para la humanidad el sistema “democrático” que otorga a todos supuestas libertades, excluyendo a las mayorías de los bienes económicos esenciales, como el acceso a la comida, a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, a la cultura; a agua sana, y aire puro? ¡Yo digo que No!

Por estos lares y por otros en los que nos decimos pueblos cristianos, debemos preguntarnos: ¿cumplimos con lo que Jesús el Cristo nos mandó al referirse al poder? ¡También estoy convencido de que no! Pues, Jesús nos planteó y nos pidió una óptica distinta al poder que se ha instaurado. Para él, el poder no es una función de mando, es una función de servicio.

En Lc. 22,24-27, nos aclara cuando dice: “Los reyes de las naciones las dominan y los que las tiranizan se hacen llamar ‘bienhechores’. Entre vosotros no debe ser así; al contrario, el mayor entre vosotros que se haga como el más pequeño, y el que gobierna, como el que sirve. (…) Yo mismo estoy entre vosotros como el que sirve”.

Es más, Jesús da el ejemplo al decirnos que “…el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir…” (Mc 10,45); además, -y para que aprendamos- se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos (Jn. 13, 4-8). ¿Qué tal?

Ahora la humanidad toda exige equidad y servicio a los más pobres y no servirse de ellos para robar y engañar. Ahora los pueblos demandan construir democracias participativas y no solo las electorales o las meramente representativas. ¿Por acá, habrá calado esta sensibilidad?, por acá, ¿Daniel Noboa entenderá y aceptará el mensaje del pueblo ecuatoriano que le dijo NO a sus pretensiones de fortalecer el extractivismo y de privatización de las áreas estratégicas? Pregunto, porque un demócrata sabe oír y obedecer a su pueblo. 

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