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¡PARA TENER EN CUENTA!

¿Hay tristeza en la vida de muchos? ¿Por qué la desilusión y el sinsentido ante la vida se apodera de la mente y corazón de tantas personas? Son preguntas que no resultan fáciles de responder, que implican una actitud ante la vida.

El Papa León XIV ha señalado, en una Audiencia General hace unas semanas, que “hay una invasiva y generalizada tristeza que acompaña los días de muchas personas”. Esta afirmación refleja una dura realidad.

Ante esta realidad, el Santo Padre ofrece unas claves para superar la tristeza a la que él llama invasiva. Y para darnos esas claves él utiliza el conocido pasaje evangélico de los dos discípulos de Emaús.

Recordemos que ellos regresan desilusionados, desanimados y tristes. Son sentimientos que agobian el corazón de los discípulos pues la muerte de Jesús ha sido “el fin de la meta en la que se han invertido tantas energías, la destrucción de lo que parecía esencial en la propia vida”.

¿Cuándo se derrumba la vida? ¿Cuándo agobia la tristeza? Precisamente cuando uno se enfrenta a una situación extrema, es ahí donde vence el desaliento, cuando no se ve más allá y es el momento que la persona se ahoga en sus propias lágrimas y caen derrotados.

El Santo Padre nos anima a mirar a Cristo Resucitado: “Es el Resucitado quien cambia radicalmente la perspectiva, infundiendo la esperanza que llena el vacío de la tristeza. En los senderos del corazón, el Resucitado camina con nosotros y por nosotros. Testimonia la derrota de la muerte, afirma la victoria de la vida, a pesar de las tinieblas del Calvario”.

Miremos a Cristo vencedor de la muerte. Pongamos nuestra vida, nuestras derrotas y desilusiones en Él y dejémonos “contagiar por la explosión de vida”.

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