El secuestro brutal de algunas de nuestras ciudades atrae a los radicales, sobre todo a los ilusionados con un mundo comunista y los anarquistas que odian la ley, el respeto y el orden. Empero, a veces también atrae a los despistados, quienes creen que el marxismo puede ser cristiano o aquellos que creen que la injustificada violencia puede ser bendecida. No es un fenómeno reciente, ha pasado de forma constante en los países cristianos, católicos o protestantes.
En el 2018, en una conferencia en Canadá, frente a una pregunta de los asistentes, “¿puedo ser cristiana y marxista?”- el Dr. Jordan Peterson respondió: “No, lo más probable es que no sabe nada de marxismo o no sabe nada sobre el cristianismo, pero las dos no pueden ir de la mano” – “estamos llenos de contradicciones, puedes creer en ideas contradictorias todo el tiempo” – “Para Marx, todo se reduce a la confrontación, a la lucha por el poder, una bobería”.
Cuando la maldad se reviste de bondad, y cuando las mentiras intentan recubrirse de alguna verdad, estamos frente a las mismas tácticas de la serpiente, aquella que mintió cuando dijo que al momento de quebrar las leyes divinas seríamos dioses, la misma que intentó tentar a Jesús citando las mismas escrituras.
Sí, incluso Satanás utiliza las escrituras para mentir, matar y destruir. “Alejaos de mí, hacedores de maldad”- la orden dada justo después de que los “creyentes” le reclamarán su ingreso al paraíso, “¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mt 7:23)… ¿no secuestramos las ciudades en tu nombre?
