EL GRAN CHIMBORAZO
Conviene recordar algunas de las exploraciones e intentos por llegar al volcán Chimborazo, sobre todo por parte de científicos y viajeros europeos. Un cronista resumió, hacia el año 1917, la forma como se llegó a coronar el coloso ecuatoriano: “Con Humboldt, que trazó el plano del Chimborazo, comienza la designación fija de las varias regiones, cumbres, ventisqueros, quiebras, peñas y otros puntos interesantes del gigante ecuatoriano. Detúvose a los 5909 m., y su cálculo trigonométrico arrojó, para la cima, la altura de 6.530 m.
Juan B. Bonssinganti, uno de los fundadores de la física moderna, y llamado el Padre de la Agronomía, recorrió en pos de Humboldt los Andes y la América Meridional comprobando o rectificando sus observaciones y enriqueciendo a la ciencia con innumerables datos de mucha valía
En la serie de Memorias dirigidas al Instituto de Francia que reunió bajo el título de “Viajes a los Andes”, obra traducida por el geógrafo colombiano Joaquín Acosta, podría encontrar el profesorado ecuatoriano un tesoro precioso y una base científica para importantes observaciones.
Desde Riobamba, cuyo horizonte, dice, ofrece quizás el diorama más singular del universo, se dejó fascinar por la soberana mole del Coloso, más aún que por el aspecto terrorífico del Rey de los volcanes, que acababa de visitar.
El día 15 de diciembre de 1831, salió temprano de la hacienda Chimborazo, y emprendía su excursión por una quiebra del nordeste, que le llevó a 4.810 m., altura del monte Blanco. Allí dejó las cargas y mulas que llevaba consigo, y pasó adelante, acompañado de su fiel negro que cargaba con los instrumentos, y del Coronel Hall, que poco después había de acabar con muerte trágica , y que por entonces se dedicaba a la Botánica y Geografía”.

