¿Ángeles en Ecuador? Ninguno. Y, sin embargo, tenemos aquellos demonios vestidos de ángeles, aquellos lobos vestidos de ovejas. Aquellos cuyas barbas son tan frondosas que es imposible no pensar en su malevolencia escondida, resguardada por una faceta de líder comunitario, de demócrata o intelectual. Prefieren el caos al orden, aunque nunca lo dirán públicamente. Muchas son las evidencias, más de una vez, de hecho, son tres veces en seis años, suficiente para presentar el caso: más de 3.000 millones de dólares en pérdida, comparable solo a los ingresos del Yasuni ITT en dos años.
Las evidencias se publican todos los días, se comparten decenas de videos cada hora. Aquellos que parecen ángeles, no lo son, se escudan entre muchos, siempre con el propósito de causar caos y terror. Se llaman líderes comunitarios, ecologistas o progresistas, da lo mismo: son profundamente globalistas, aunque lo nieguen y aunque profesen estar en contra de los sistemas inmorales. Son etnocentristas, aunque acusen al otro de racismo.
En la próxima lid electoral se cobijarán y acostarán entre lobos, el “NO” sobresaldrá como bandera de batalla. ¿El país? Es lo menos importante, lo relevante es su inclaudicable lucha, claro, inclaudicable siempre que exista dinero del estado o de las minas de Buenos Aires. Y, ¿los demócratas? Entre llantos porque no quieren parecerse a El Salvador, pero tampoco quieren ser Venezuela, aunque siempre nadan más con la izquierda que con la derecha, su comunismo soslayado es insoportable.
