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DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS – BATALLA DEL PICHINCHA.

Son 191 años de la batalla de Pichincha, fue nuestra primera independencia. Rememoro a “Él Luciano del Quiteño Libre” que llamaba a la población a rebelarse por la falta de verdad, por la falta de salud, por la inexistencia de educación, de justicia. Con pasión el “Duende de América – Eugenio de Santa Cruz y Espejo” convocaba a conseguir el bienestar común, construyendo una patria libre y en unidad. Al conseguir el triunfo un 24 de mayo de 1822, se consolidó una independencia plena de ideales de una “Patria Grande y Latinoamericana”.

El poder de defensa de los realistas era fruto de la expoliación y, el robo a nuestros antepasados por varias centurias; el poder de los pueblos que anhelaban libertad era fruto del esfuerzo propio, uniformes fabricados a la luz de la esperanza y el fuego de las velas.

Fue internacional el ejército libertador, un tapiz de multiplicidad de colores y orígenes se vestía en los uniformes formando en sus cuerpos un solo corazón, una sola mente y, lucharon todos como una sola luz ¡Pueblo, ejército y, de todos fue la victoria! Hombres, Guarichas (mujeres que llevaban las finanzas, cocinaban, cocían; en fin hacían todas las labores que el ejército necesitaba) Campesinos, Artesanos, Esclavos, etc., que guardaban secretos, conspiraban, rezaban en los hogares y en las iglesias.

Se esperaba la llegada de ¡Antonio José de Sucre! con amor, listos para ayudar, mostrándole los llamados “Culuncos” (caminos ancestrales que los españoles desconocían) para sorprender al conquistador y lograr vencer. La historia nos relata que la tan ansiada libertad no tocó las manos del pueblo, quedó atorada en las manos de las élites que asesinó a Sucre y, desterró a Bolívar, etc., ¡y, el sueño de la PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA quedó en eso en SUEÑOS! Cien años pasaron desde la independencia. Gente asombrada como: LOS CHAPULOS, LOS MONTONEROS, LOS MACHETEROS, LOS MONTUBIOS, LOS DESCALZOS; acompañaban al GENERAL ELOY ALFARO.

Y, un nuevo atisbo de DIGNIDAD se cernía con sus cambios en la soberanía, en la educación laica; en el respeto de la justicia, de la pobreza, del derecho de la mujer, los indios, los negros; ¡y la  revolución de Alfaro! Fue destrozada, atacada, perseguida. Eloy Alfaro fue muerto en el parque de El Ejido en la ciudad de Quito en la llamada “HOGUERA BÁRBARA” Escribo, me leo y, quedo anclada, rindiendo mi respeto a Eloy Alfaro, que vive en las páginas más dignas de la HISTORIA de Ecuador.

Anheló que nuestros contemporáneos sigan su ejemplo, para alcanzar una justicia que provea el desarrollo de la sociedad, en el marco del respeto, sin violencias ni arbitrariedad. Reconozco en este día que lo único que no ha mermado en el pueblo ¡es el respeto a las Fuerzas Armadas de Ecuador! -En donde mi hijo sirve- y, que a través de él, me empapo de esa misma nobleza, de esa entrega que tuvieron hace ya casi doscientos años los ejércitos multicolores liderados por Sucre y, que hoy a pesar de la violencia que nos sume en la tristeza, ellos las Fuerzas Armadas de Ecuador nos protegen con mística, seguridad y, exponiendo incluso su vida misma.

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