COLUMNISTAS

DEL PARO A LA CONSULTA

Un país en ruleta rusa. Un pueblo que juega a suerte o muerte, con paros, con elecciones de mandatarios de corto plazo, referéndums y consultas y hasta con cartas magnas, con fecha de caducidad.

Es un país que no cuaja; sus diversidades se desprecian y odian. Las rupturas son verticales, diagonales y horizontales; pero, sobre todo, radicales. Un rostro cruzado de mil jirones. No hay nada común entre los que se han dado en llamarse gente buena, y a los que estigmatizan como longos, indios, zurdos, pobres.

Cuando hace unos días una parte de esa masa se lanzó al paro, el gobierno no quiso escuchar; desplegó toda la fuerza posible hasta lograr la rendición incondicional de los manifestantes. Pero días más tarde nos convocaron a responder cuatro preguntas que les interesa para blindar el régimen. Queda patente que no vivimos en una sociedad convivial ni dialógica, sino unilateral e impositiva.

El poder es sordo a los gritos de la resistencia pacífica y adicto a los referéndums y consultas, en las que se juega con promesas y ofertas. Queda ver el domingo, si la retirada del paro con la consigna de trabajar por el No en las comunidades será más efectiva para hacerse escuchar, o si una vez más quedará el grito ahogado en papeles.

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