El largo feriado que hoy vivimos en el país pretende equilibrar de algún modo el gran desfase en la pequeña y gran economía de la que padecemos hace un largo tiempo.
Los turbulentos días del delirante paro de actividades que se iniciara bajo la maléfica decisión de una pequeña porción de la dirigencia indígena , pero que se magnificó con el aporte mal concebido de otros sectores que en su conjunto pueden ser bautizados como los impulsores del descalabro nacional, esa turbulencia decimos, pretende ser una quietud con la apertura de vías y la desenvoltura de todas aquellas formas de la dinámica comercial que hace , quién lo duda, parte de nuestro vivir cotidiano.
Estos días creados para honrar a quienes partieron al más allá, a festejar a ciudades que nacieron hace centurias , también sirven hoy para abrir esa caja de ahorros que permaneció cerrada mientras los defensores de la economía popular hacían hasta lo imposible por mantenerla cerrada.
Ojalá, transcurridos estos días , volvamos a vivir de la actividad que nuestros “patriotas” agitadores nos impidieron.
