COLUMNA PERSPECTIVA
El papel de los medios en la persuasión electoral: entre la responsabilidad y el pensamiento crítico
En el marco del referéndum y la consulta popular de este domingo, la dinámica comunicacional alcanza su punto más álgido. Los medios convencionales, televisión, radio y prensa, continúan ejerciendo un peso significativo en la formación de opinión pública, ofreciendo narrativas estructuradas y encuadres que buscan orientar la interpretación ciudadana. Paralelamente, los medios no convencionales, especialmente las plataformas digitales y las redes sociales, irrumpen con una velocidad y una plasticidad que multiplican los mensajes, diversifican las voces y amplifican tanto la información como la desinformación.
La coexistencia de estos ecosistemas mediáticos configura un campo de persuasión complejo. Mientras los medios tradicionales apelan a la credibilidad institucional y al análisis más elaborado, los entornos digitales operan mediante lenguajes emocionales, micro-segmentados y altamente virales. Esta heterogeneidad exige una ética comunicacional rigurosa: construir mensajes que informen, contextualicen y permitan al electorado deliberar con autonomía, evitando la manipulación, la distorsión o el aprovechamiento oportunista de los miedos colectivos.
Frente a esta avalancha de estímulos, el ciudadano debe ejercer una reflexión pausada. Votar no puede ser el resultado de un comportamiento “cardumen”, seguir la corriente sin someter los argumentos al tamiz crítico. Se trata de reconocer que cada mensaje, sea un editorial, un video breve o un meme, intenta persuadir. La responsabilidad última recae en quien vota: discriminar, contrastar y pensar antes de decidir. Solo así el sufragio se convierte en un acto consciente y no en una reacción impulsada por tendencias pasajeras de responsabilidad generacional.
