COLUMNISTAS

BALANCE DE FIN DE AÑO

Quedan pocos días para que finalice el 2025. Son cinco años desde la pandemia y el mundo aún vive las secuelas del gran mal que asoló el mundo. Sus vestigios están en cada una de las historias de nosotros los sobrevivientes. Sobre todo, porque esa experiencia de situación límite, de enfrentarse a la posibilidad real de la muerte de cada uno y de todos, sorprendentemente, no desarrolló la esperada actitud y hasta santidad solidaria, que había descrito Albert Camus en su libro “La Peste”.

Todo lo contrario, los humanos confrontados con circunstancias tan oscuras, dejamos aflorar y robustecer instintos inhumanos de individualismo, envidia, xenofobia e indolencia con todo aquel que no perteneciera a nuestra clase, grupo o familia. Año tras año he esperado que los balances fueran positivos, que pudiésemos celebrar tiempos de paz, ayuda mutua y comprensión universal; pero cada fin de año es peor. La misma ciencia que ayudó a vencer el mal, diseminó más mal, especialmente de segregación de los más pobres, y ahora está entregada, principalmente, a la industria de la guerra, para que celebren los poderosos cada día, una mayor y espeluznante capacidad de eliminación de otros humanos de faz de la tierra.

Son tan frecuentes en las conversaciones de líderes mundiales las amenazas nucleares y de la rápida extinción de los enemigos, como lo son también la agresividad en los discursos de los políticos de cada país, que armados de motosierras, escobas, armas de grueso calibre o pistolas de sicarios, anuncian y cumplen la eliminación inclusive física de aquellos a los que consideran que no son gente buena, como ellos. El cáncer del supremacismo brotado tras la pandemia se transmuta a nivel nacional en formas de fascismo, nazismo y muchas degeneraciones de intolerancia y odio.

El balance del 2025, desgraciadamente no trae mucho positivo. Las úlceras de las sociedades siguen abiertas y las poblaciones, sobre todo jóvenes, no tienen garantizados ni sus derechos, ni su futuro.

Sin embargo, diciembre es un mes de esperanza en la salvación y los creyentes, no perdemos jamás la esperanza. Feliz Diciembre.

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