Alimentación consciente (II)
“Técnica por la cual nos damos cuenta con nuestro raciocinio de todo lo que nos rodea antes, durante y después de una comida, usando nuestros 5 sentidos.
Es importante definir lo que es el hambre, y decimos que es una experiencia compleja, regulada por el cerebro, el sistema digestivo y el contexto emocional y ambiental, que impulsa a la búsqueda y consumo de alimentos.
Existen dos tipos básicos de hambre: la fisiológica aparece de forma gradual y genera sensación de saciedad y la emocional, aparece repentinamente y no produce saciedad.
Dentro de estos contextos hay algunas variaciones y según Jan Chozen Bays, creadora del programa Mindful Eating Conscious (comer conscientemente) existen siete tipos distintos de hambre: visual, olfativa, bucal, estomacal, corporal o celular, mental y del corazón.
1. El hambre visual. La llamamos “comer con los ojos”. Una comida visualmente atractiva, nos hace “comer más”, que otra que está mal presentada. Este tipo de hambre la utilizan en la publicidad de los alimentos.
2. El hambre olfativa. Surge de la provocación del olor agradable, ejemplo, un pan, recién horneado”, por ello decimos “huele que alimenta”.
3. El hambre bucal. Aparece por la ansiedad y necesidad de morder. La vieja frase “Se me hace la boca agua” la define mejor. Puede tornarse insaciable, lo que lleva a la “gula.”
4. El hambre estomacal. Es la sensación de vacío, retortijones, dolor estomacal (puede estar asociada a una enfermedad gástrica).
5.El hambre celular. Está relacionada por déficit de algún nutriente. Es la más difícil de definir y necesita ayuda técnica.
6. El hambre mental. Relacionada con creencias y normas que tenemos sobre la comida, ejemplo “hay que comer 5 veces al día”, o “el pan engorda”, muchos son mitos.
7. El hambre de corazón. Entendida como sensaciones de afecto, cariño, pena, compañía, intimidad, etc. Se recurre a la comida para paliar esas sensaciones; y añadimos dos más:
8. El hambre de tacto o contacto. Se despierta al tocar un alimento.
9. El hambre cuantitativa y cualitativa. Surge del conocimiento de que necesitamos: kilocalorías, grasas, azúcares, etc., decidiendo qué alimentos son buenos y cuáles son malos, lo que deberíamos comer y lo que no.
Lo importante es percatamos de qué tipo de hambre tenemos y estaremos en capacidad de elegir en qué momento comer y cuándo no y acercarnos a una alimentación consciente.

