Hallan cientos de bebés sin nombre bajo un convento católico en Tuam, un descubrimiento que expone décadas de abandono.
Tuam, Irlanda amaneció está en la mira. Luego del descubrimiento de cientos de bebés enterrados bajo de un convento católico.
Bajo un terreno vallado, junto a lo que alguna vez fue el Hogar de Madres y Bebés de St. Mary’s, los restos de casi 800 bebés empezaban a ser exhumados.
Una historia que durante décadas fue susurrada con vergüenza, hoy se vuelve grito.
Las máquinas removieron la tierra con delicadeza. No eran huesos lo que buscaban, sino justicia.
Allí, entre el barro y el olvido, yacen los cuerpos de niños que murieron entre 1925 y 1961, muchos de ellos sin nombre, sin ataúd, sin rastro.
Los había olvidado el Estado y la iglesia.
Cómo se pronuncia el convento católico
La institución responsable del convento católico en Tuam es la orden religiosa de las Hermanas del Buen Socorro (Bon Secours), que ha ofrecido una compensación de 2,5 millones de euros.
Sin embargo, el Gobierno de Irlanda advirtió que esta cifra “no exime de responsabilidades civiles o penales”.
El caso se enmarca en un contexto histórico marcado por una mortalidad infantil del 15 % y una profunda estigmatización social hacia las madres solteras, lo que llevó al entonces primer ministro irlandés a calificarlo en 2021 como “una mancha en la conciencia nacional”, según The Guardian.
El proceso de exhumación y búsqueda de justicia ha tenido eco internacional.
Cuerpos hallados de bebés
Fue gracias a una mujer, Catherine Corless, que esta historia no desapareció bajo capas de indiferencia. Con obstinación y paciencia, investigó archivos parroquiales, certificados de defunción, registros ocultos.
Lo que encontró fue aterrador: 796 bebés muertos, sin constancia de entierro formal.
Nadie la creyó al principio. La tacharon de alarmista. Pero en 2017, un estudio independiente confirmó lo impensable: una fosa común bajo lo que hoy es un jardín comunitario.
Situación de Irlanda
La tragedia de Tuam no es un caso aislado; 18 hogares similares operaron en Irlanda en el siglo XX.
El eco de estos abusos resuena en los debates sobre reparación a víctimas de instituciones religiosas alrededor del mundo.
