Andreína L la mujer que descuartizó a su madre, es catalogada como psicópata narcisista
Andreína L la mujer que descuartizó a su madre, conmociona a Ecuador con un crimen marcado por frialdad, sadismo y psicopatía.

El país continúa estremecido tras conocerse los detalles del asesinato cometido por Andreína L la mujer que descuartizó a su madre en su vivienda ubicada en Sauces 9, norte de Guayaquil.
La noche del 16 de octubre de 2025, Andreína planificó el crimen con precisión, estranguló a su madre y posteriormente desmembró el cuerpo en cinco partes.
Según el informe de las autoridades, la escena del crimen fue encontrada completamente limpia, sin rastros de sangre.
Los restos de la víctima estaban ocultos dentro de una lavadora y un balde, cubiertos con sal para evitar el mal olor.
Andreína había adquirido siete cuchillos y una amoladora para cumplir con su propósito, demostrando una frialdad absoluta y una clara conciencia de sus actos.
La obsesión de Andreína con los asesinos seriales
Durante la investigación, se descubrió que Andreína L. mantenía una profunda fascinación por asesinos seriales reconocidos mundialmente.
En su computadora se hallaron búsquedas sobre cómo desintegrar huesos, eliminar olores de cadáveres y limpiar escenas de crimen.
También se encontró evidencia de que consumía con frecuencia series, documentales y películas sobre homicidas famosos, a quienes aparentemente admiraba.
Este patrón de comportamiento reveló una mente obsesiva y peligrosa.
Los expertos en psicología criminal han señalado que este tipo de fascinación suele generar una conexión emocional con la figura del asesino, llegando incluso a imitarlos o idealizarlos.
En el caso de Andreína, esa obsesión habría evolucionado hasta convertirse en un deseo de experimentar el control y el poder que veía reflejado en esos personajes.

Una mente psicópata con rasgos narcisistas y sádicos
El perfil psicológico elaborado por las autoridades indica que Andreína L la mujer que descuartizó a su madre, presenta rasgos claros de psicopatía, narcisismo y sadismo.
Se trata de una personalidad calculadora, incapaz de sentir empatía o culpa, con una necesidad constante de dominar y manipular su entorno.
Durante su confesión, Andreína relató los hechos con total serenidad, sin mostrar señales de arrepentimiento.
Su frialdad y su tono distante confirmaron lo que los especialistas definen como un trastorno de la personalidad antisocial.
Además, se descubrió que había utilizado inteligencia artificial para crear videos y audios falsos haciéndose pasar por su madre, con el fin de desviar las sospechas de los familiares y las autoridades.
Este nivel de manipulación tecnológica muestra una mente no solo violenta, sino también metódica y racional, capaz de planificar un crimen con precisión clínica.

Terror dentro del penal del Litoral
Desde su detención, Andreína permanece recluida en el Complejo Penitenciario del Litoral, donde su comportamiento ha causado temor entre las demás internas.
Las reclusas aseguran que su presencia genera tensión constante y que suele reír de manera incontrolable, sin motivo aparente.
Los psicólogos del centro penitenciario han advertido que su conducta responde a un sadismo progresivo, en el que el miedo ajeno se convierte en una fuente de placer.
Este tipo de rasgo, sumado a su obsesión con los asesinos seriales, la convierte en una persona de alto riesgo psicológico y social.
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Un espejo del deterioro social y emocional
El caso de Andreína L la mujer que descuartizó a su madre, ha reabierto un debate urgente sobre la violencia intrafamiliar, la salud mental y la deshumanización en la sociedad actual.
Detrás del crimen no solo existe una historia de horror, sino también un reflejo de cómo la exposición constante a contenidos violentos y la falta de control emocional pueden detonar comportamientos extremos.
La figura de Andreína simboliza una combinación letal entre inteligencia, manipulación y ausencia total de empatía.
Su obsesión con los asesinos seriales y su capacidad para planificar un crimen con tanta precisión la convierten en uno de los casos más perturbadores en la historia criminal reciente del Ecuador.
