Alejandro Sanz responde a Ivet Playà tras acusaciones íntimas
Ivet Playà expone a Alejandro Sanz, reveló una presunta relación marcada por manipulación, dolor emocional y conductas morales cuestionables.

Una historia personal sacude la imagen pública del reconocido cantante español Alejandro Sanz. La joven catalana Ivet Playà, de 26 años, lo ha acusado públicamente de mantener una relación marcada por el desequilibrio de poder, la manipulación emocional y actos que ella califica como “inhumanos”.
Las declaraciones, difundidas por redes sociales, han provocado una ola de reacciones y colocado al artista en el centro del debate mediático.
El relato de Playà detalla que conoció a Sanz cuando tenía apenas 18 años, luego de una interacción inicial a través de redes sociales.
Tras mudarse de Barcelona a Madrid para trabajar con él, la relación se tornó íntima y, según su versión, empezó un proceso de desgaste emocional. “Me sentí utilizada, humillada. Fue una experiencia dolorosa que rompió mis esquemas de confianza”, dijo en un video.
La joven dejó en claro que no acusa al cantante de delitos, pero sí de comportamientos moralmente cuestionables.
En su testimonio, hizo referencia a una frase reciente del propio Sanz: “A veces me llevo a gente por delante”. Esta cita, para ella, resume lo que vivió.
Alejandro Sanz reveló el origen de la acusación de Ivet Playà
Frente a la viralización del caso, Alejandro Sanz respondió en su cuenta de Instagram el 17 de junio. Confirmó la relación y defendió su carácter adulto y consensuado.
“Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros. Qué pena que este sentimiento se haya roto”, escribió. Además, sugirió que una propuesta económica hecha por Playà en mayo —y que él rechazó— podría estar detrás de su exposición pública.
Sin embargo, las respuestas no han zanjado el debate. Lo que está en discusión no son delitos, sino límites éticos en relaciones donde el poder, la fama y la juventud se cruzan.
Mientras Sanz cierra su comunicado deseándole “que encuentre su camino”, Ivet ha anunciado que compartirá más pruebas.
El caso de Alejandro Sanz e Ivet Playà reabre una conversación incómoda pero necesaria: ¿cómo se construyen —y destruyen— las relaciones íntimas cuando hay desequilibrio de poder? ¿Dónde termina la legalidad y empieza lo moralmente reprochable? La polémica apenas comienza.
