Hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido
Un Hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido, pero un tribunal declara improcedente la sanción y ordena indemnización

Un polémico fallo judicial ha generado debate en el ámbito laboral luego de que un tribunal determinara que el despido de un empleado fue improcedente.
El caso se volvió viral porque un hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido, pero finalmente la Justicia obligó a la empresa a indemnizarlo, al considerar que la sanción fue desproporcionada.
La sentencia, emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (España), analiza los límites de las sanciones disciplinarias y refuerza el principio de proporcionalidad en el derecho laboral.
Incluso en situaciones consideradas inapropiadas dentro del entorno empresarial.
Hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido: así ocurrieron los hechos
Los hechos se remontan a julio de 2023, cuando un compañero de trabajo encontró al empleado manteniendo relaciones sexuales con una mujer dentro de una zona de descanso de la empresa.
El episodio ocurrió fuera de su horario laboral, un detalle que luego resultó clave en el análisis judicial.
Tras conocerse el incidente, la empresa inició un proceso interno y concluyó que la conducta representaba una falta grave contra la disciplina y la imagen corporativa.
Semanas después, se emitió una carta de despido disciplinario con efecto inmediato, alegando deslealtad y uso indebido de las instalaciones.
Sin embargo, el trabajador no aceptó la decisión y presentó una demanda, argumentando que el castigo era excesivo y que no se había demostrado un perjuicio real para la empresa.
Argumentos de la empresa frente a la demanda laboral
Durante el proceso judicial, la empresa sostuvo que la conducta del empleado vulneró normas básicas de convivencia y profesionalismo.
Aseguró que permitir ese tipo de actos dentro de las instalaciones podía afectar la reputación corporativa y sentar un precedente negativo entre el personal.
Además, la defensa empresarial insistió en que el uso de espacios laborales para fines personales justificaba una sanción ejemplar.
No obstante, los magistrados analizaron el contexto completo antes de emitir su fallo.

El tribunal considera el despido improcedente
Tras evaluar las pruebas, el tribunal concluyó que, aunque el comportamiento fue inapropiado, no alcanzó la gravedad suficiente para justificar un despido disciplinario.
Los jueces enfatizaron que el incidente ocurrió fuera del horario laboral y que no existió daño económico ni afectación directa a la actividad productiva.
En ese sentido, el fallo remarca que cuando un hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido, la empresa debe demostrar que la conducta tuvo consecuencias graves y proporcionales para aplicar la máxima sanción laboral.
El tribunal sostuvo que la situación pudo resolverse con medidas menos severas, como una amonestación o sanción interna, sin recurrir a la terminación definitiva del contrato.
Indemnización o readmisión: lo que ordena la sentencia
Como resultado del fallo, la empresa fue obligada a elegir entre readmitir al trabajador en su puesto o pagarle una indemnización cercana a los 9.174 euros.
Esta compensación corresponde al tiempo de servicio y a la normativa laboral vigente en España.
La sentencia refuerza la protección de los derechos del trabajador y recuerda que el despido disciplinario debe ser la última opción, aplicada solo cuando existan causas claramente justificadas.
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Debate social y repercusión del caso
El caso ha generado un amplio debate en redes sociales y entre expertos en derecho laboral.
Mientras algunos defienden la decisión judicial por priorizar la proporcionalidad, otros consideran que la conducta del empleado fue incompatible con el entorno de trabajo.
Más allá de la polémica, el fallo sienta un precedente importante: incluso en situaciones controvertidas, la ley exige equilibrio entre la falta cometida y la sanción aplicada, evitando decisiones arbitrarias.
Este episodio demuestra que, aunque un hombre tiene sexo en el trabajo y es despedido, la última palabra la tiene la Justicia, que evalúa cada caso bajo criterios legales y no solo morales.

