Leyes en papel
Mañana, 25 de noviembre, conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género. Y no es aceptable que esta realidad siga existiendo. Que no te haya pasado a ti no significa que no le ocurra a la persona que tienes al lado.
Quiero interpelar, especialmente, a quienes critican a las mujeres que luchamos contra esta violencia. Me pregunto muchas veces: ¿de dónde viene tanto enojo hacia nosotras? En mi propia casa convivimos cinco mujeres y tres han sufrido algún tipo de violencia. ¿Cómo es posible?
Estamos indignadas con el estado porque, aunque se nos repite que tenemos “todos nuestros derechos” y leyes que “favorecen a las mujeres”, en la práctica esas leyes no se cumplen. Mujeres siguen muriendo con una boleta de auxilio en la mano, asesinadas por sus agresores: parejas, exparejas o familiares. La mayoría de los juicios por violencia se alargan, se archivan o nunca llegan a una sentencia.
Otro ejemplo es que, duele que muchos policías no cuenten con protocolos claros para atender a una mujer que pide ayuda. A demasiadas les responden: “de gana le va a denunciar, si usted mismo lo va a sacar después”, devolviéndolas al mismo lugar de riesgo e ignorando por completo lo que significa el círculo de la violencia.
La violencia de género no es un “tema de mujeres”. Es un problema político, cultural y estructural que nos exige incomodarnos, escuchar y actuar.
