El primer amanecer de la libertad: Riobamba y su gesta del 11 de noviembre de 1820

El 11 de noviembre de 1820 es una fecha histórica para la ciudad.
En este día, se proclamó su independencia política y administrativa del dominio español, convirtiéndose en un ejemplo temprano de la búsqueda de libertad en la Sierra central del país.
La gesta riobambeña, aunque muchas veces eclipsada por otros movimientos independentistas como los de Guayaquil y Quito, representa la decisión de un pueblo de un pueblo decidido a gobernarse por sí mismo y a participar activamente en la construcción de la nueva nación.
Como explica la historiadora Amparo Cazorla, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Chimborazo.
“El 11 de noviembre de 1820 marcó un capítulo decisivo en la historia del Ecuador. La proclamación de Riobamba fue el resultado de un sentimiento colectivo de justicia, libertad y autonomía frente al abuso de los gobernadores españoles”.
Este artículo revisa los antecedentes, protagonistas, lugares emblemáticos y repercusiones de la independencia de Riobamba, con un enfoque investigativo y educativo que busca transmitir la importancia histórica de esta fecha para la ciudad y el país.
Contexto histórico de la independencia
Tras la proclamación de independencia en Guayaquil, las ideas de libertad y autonomía se difundieron rápidamente hacia el interior del país.
En la Sierra central, ciudades como Cuenca y Riobamba comenzaron a sentir el impulso de la emancipación, influenciadas por los ideales republicanos y el deseo de justicia frente a los abusos de los gobernadores españoles.
Según Ayala Mora, el movimiento independentista en la Sierra fue un reflejo del hastío colectivo frente a los excesos del poder colonial y la convicción de que había llegado el momento de construir una nación basada en libertad, dignidad y autogobierno.
En Riobamba, los líderes locales comenzaron a organizar a la población.
Entre ellos destacaron Melchor Guzmán y Agustín Velasco y Unda, quienes se convirtieron en figuras centrales del movimiento patriótico.
Su liderazgo fue clave para articular las acciones cívicas y militares que culminaron en la proclamación del 11 de noviembre.
Los acontecimientos del 11 de noviembre de 1820
La mañana del 11 de noviembre, las calles de Riobamba se llenaron de entusiasmo al conocerse la noticia de la victoria del comandante venezolano Luis Urdaneta en el Camino Real, acontecida el 9 de noviembre.
Este hecho fue decisivo para elevar la moral de los ciudadanos y confirmar que la causa libertaria avanzaba con fuerza.
La noticia se difundió rápidamente entre las familias y los próceres locales, generando un ambiente de esperanza y convicción patriótica.
A medida que transcurría la mañana, la multitud se movilizó hacia la oficina del gobernador realista Don Martín Chiriboga, exigiendo justicia por los abusos cometidos durante su administración colonial.
Ante la presión popular, Chiriboga tuvo que refugiarse en la iglesia de Yaruquíes.
Mientras tanto, Melchor Guzmán y sus seguidores se apoderaron del cuartel abandonado, consolidando el control patriota sobre la ciudad.
Posteriormente, se envió copia del acta de independencia y un oficio al coronel Luis Urdaneta, informando los acontecimientos y mostrando adhesión al proyecto libertario.
En este contexto, Juan Bernardo de León fue designado Gobernador político y militar de Riobamba, encargado de organizar el nuevo gobierno local.
Aunque el acta original nunca ha sido hallada, testimonios de los actores de la época indican que la copia se entregó a León y que la firma se interrumpió por la llegada de tropas realistas derrotadas en el Camino Real.
La Casa de la Independencia: epicentro de la gesta patriótica
El núcleo de los acontecimientos tuvo lugar en la Casa de la Independencia, ubicada en la intersección de las calles Primera Constituyente y Espejo.
Según la historiadora Pilar Chiriboga.
“Este edificio, construido por Eleodoro Castro y que incorporaba la antigua residencia del prócer Diego Donoso, fue escenario de la proclamación de independencia y de la firma del acta. Su arquitectura ecléctica, con grandes pilares y cielos rasos de estuco y tol, refleja la riqueza histórica y cultural de Riobamba”.
Años más tarde, en esta misma casa se recibió al Libertador Simón Bolívar durante su primer viaje a Riobamba el 4 de julio de 1822.
Posteriormente, el inmueble funcionó como Palacio de Gobierno y residencia del General Juan José Flores, mientras se celebraba el Primer Congreso Constituyente en la ciudad.
La Casa de la Independencia, con sus elementos barrocos y neoclásicos, es un testimonio arquitectónico y un símbolo de la memoria colectiva riobambeña.
Representa el lugar donde se consolidaron los ideales de libertad y soberanía que guiaron a la ciudad hacia la autodeterminación.

Primeras acciones del gobierno independiente
El 12 de noviembre de 1820, Juan Bernardo de León dictó su primer auto de gobierno, estableciendo disposiciones dirigidas a la población sobre la nueva situación política.
El general Luis Urdaneta, desde Guaranda, remitió copia del oficio enviado por Riobamba a la Junta de Gobierno de Guayaquil, formalizando la adhesión de la ciudad al proyecto libertario.
Esa noche, por primera vez, Riobamba durmió libre, bajo la esperanza de una nueva era de justicia y soberanía.
La independencia de Riobamba además de ser un acto de rebelión política, para los riobambeños significó una expresión profunda del despertar social y moral de un pueblo que decidió gobernarse por sí mismo.
Como señala Eudófilo Costales Samaniego (1966), este acontecimiento representó “la afirmación de la conciencia popular frente a siglos de dominio y silencio”.
La independencia de Riobamba y su repercusión en el Ecuador
Aunque las fuerzas realistas recuperaron temporalmente la ciudad, el ejemplo de Riobamba se sumó al conjunto de movimientos que prepararon el camino hacia la independencia definitiva del Ecuador.
La ciudad jugó un papel estratégico en la consolidación de la causa libertaria en la Sierra central, contribuyendo a los esfuerzos que culminaron en la Batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, que aseguró la independencia definitiva del país.
Además, el 11 de noviembre se convirtió en un símbolo del despertar cívico y de la participación activa del pueblo en la construcción de la nación.
Celebraciones contemporáneas
En la actualidad, Riobamba conmemora cada 11 de noviembre la proclamación de su independencia mediante programas cívicos, históricos, culturales y deportivos.
Los actos incluyen desfiles, ceremonias oficiales, presentaciones artísticas y actividades educativas que permiten a los ciudadanos recordar y reflexionar sobre la importancia de este acontecimiento histórico.
Hoy en día también existe la fiesta del Raymi Chay, celebrado en noviembre en Riobamba, es una fiesta ancestral andina que simboliza el agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra) por las cosechas y la conexión espiritual con la naturaleza, el sol y los ancestros.
Esta celebración, llena de rituales, danzas y expresiones culturales, coincide con las fiestas de independencia de Riobamba del 11 de noviembre, lo que refuerza su sentido de identidad y orgullo local.
Mientras el Raymi Chay honra las raíces indígenas y la armonía con la tierra, la independencia conmemora la libertad y la autodeterminación del pueblo, uniendo así en una misma fecha la memoria ancestral y la historia republicana de Riobamba en una manifestación de interculturalidad y unidad.
Estas celebraciones, además de su componente recreativo, funcionan como un medio para mantener viva la memoria histórica de la ciudad y transmitirla a las nuevas generaciones.
La influencia de Riobamba en la construcción de la identidad nacional
Más allá de su relevancia local, la independencia de Riobamba tuvo un impacto profundo en la consolidación de la identidad nacional ecuatoriana.
La valentía y determinación de sus habitantes sirvieron de ejemplo para otras ciudades de la Sierra, mostrando que la libertad es una meta alcanzable mediante la organización cívica y la acción colectiva.
La gesta de Riobamba también fortaleció los vínculos entre las distintas regiones del país, ya que la comunicación con Guayaquil, Cuenca y otras localidades permitió coordinar esfuerzos para la lucha contra el dominio español.
Este proceso contribuyó a generar un sentido de pertenencia compartido y a cimentar los valores republicanos que más tarde guiaría la formación del Ecuador independiente.
Además, la independencia de Riobamba consolidó un legado cultural y patrimonial que aún se refleja en sus tradiciones, su arquitectura y las celebraciones contemporáneas.
La ciudad de Riobamba reafirmó su identidad histórica y cultural, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y orgullo para las futuras generaciones.
