¡Alto a la violencia!
Investigaciones recientes delatan la falta de presencia efectiva de las instituciones públicas en algunas ciudades de la Costa afectadas por la violencia, que convierte a los niños, niñas y adolescentes en sicarios.
Lo curioso es que en esas ciudades hay escuelas, centros de salud y retenes, que han sido cooptados por bandas delincuenciales con dinero y poder, y reemplazado los servicios públicos de educación, salud y seguridad mediante el miedo y la extorsión.
Romper el círculo vicioso de la violencia no es fácil, pero necesario y urgente mediante la gestión real y efectiva de un Estado/gobierno cercano a los ciudadanos que sufren atropellos y maltratos de diverso género. La inversión pública en sectores vulnerables debe reflejar la cara social del desarrollo humano, con proyectos viables, y donde el papel de las fuerzas del orden no solo sea represivo del delito sino complementario y preventivo.
El Ecuador necesita estrategias innovadoras en los escenarios concretos donde viven los ciudadanos. ¡El objetivo central sería romper el círculo vicioso de la violencia! Que el Estado/gobierno se aproxime a los barrios marginales para que, en diálogo directo y auténtico, en coordinación con los gobiernos locales y los líderes comunitarios, trabaje en las causas que originan los problemas, con transparencia, eficiencia, en territorio y nuevos liderazgos sociales.
Si no lo hace a tiempo, en defensa de la vida y mediante oportunidades de educación, salud y empleo, las instituciones públicas perderán su misión y serán reemplazadas por las mafias en las zonas más afectadas por la violencia.