Nueva Constituyente a la vista
Ecuador vuelve a las urnas en este 2025, en un escenario marcado por tensiones políticas y decisiones apresuradas.
La convocatoria surge tras la insistencia del Ejecutivo y la presión sobre la Corte Constitucional, que inicialmente negó la pregunta sobre la Asamblea Constituyente, pero que finalmente terminó cediendo luego de ajustes en el planteamiento presidencial.
Esta dinámica deja en evidencia no solo la persistencia del Gobierno, sino también la fragilidad institucional frente a los embates del poder político.
Pese a los múltiples frentes abiertos que enfrenta Daniel Noboa —la eliminación del subsidio al diésel, las críticas al manejo de la seguridad y las pugnas con los movimientos sociales— su imagen no se ha deteriorado al nivel que se preveía.
La explicación podría no estar en una aprobación genuina de su gestión, sino en el temor ciudadano a repetir episodios de paralización como el de 2019, cuyo costo económico y social aún se recuerda con claridad.
Hoy, con hogares golpeados por la inflación, el desempleo y la incertidumbre, la población percibe que detener al país sería un golpe aún más duro.
Más que un respaldo incondicional, lo que se refleja es una resignación colectiva: aceptar las decisiones no porque convenzan, sino porque parecen el mal menor.