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Joven de 19 años murió cuando jugaron a la ruleta rusa

Joven de 19 años murió cuando jugaron a la ruleta rusa. Junto a 6 familiares, incluido un bebé de 3 meses, fue secuestrado y victimado

Joven de 19 años murió cuando jugaron a la ruleta rusa
Joven de 19 años murió cuando jugaron a la ruleta rusa

La vida de Carlos Alexander Tinizaray Obelencio terminó durante un juego mortal, en el cual él no decidió participar.

Esto porque estaba en cautiverio, durante un secuestro, sus verdugos decidieron jugar con su joven existencia.

A él, y a otros 6 integrantes de su familia, los sorprendieron delincuentes que los contactaron con engaños para un trabajo.

Sin embargo, terminaron secuestrados en el pujante cantón Mocache, provincia de Los Ríos.

Joven de 19 años murió en manos de sus secuestradores

Carlos Alexander Tinizaray Obelencio murió a los 19 años en un 'juego' de sus captores
Carlos Alexander Tinizaray Obelencio murió a los 19 años en un ‘juego’ de sus captores.

De acuerdo a relatos de los familiares de Carlos Alexander Tinizaray Obelencio, de 19 años, a ellos los contactaron para transportar una maquinaria pesada.

Ellos aceptaron la tarea y se dirigían a la cantón El Empalme, provincia del Guayas, pero, los abordaron delincuentes que se movilizaban en 2 automotores, según la Policía Nacional del Ecuador.

A ellos los condujeron a una zona rural del cantón Mocache, provincia de Los Ríos y, en este sitio, vivieron una pesadilla.

¿Qué pasó? Con Carlos Alexander Tinizaray Obelencio, los secuestradores se pusieron a jugar a la ‘ruleta rusa’.

Esto consiste en dejar en un revólver 1 sola bala y la vida se pone en juego y se la deja a la suerte.

En este caso, los captores jugaron con la vida del joven y, finalmente, uno de los secuestradores presionó el gatillo con el cual terminó con la existencia de Carlos Alexander Tinizaray Obelencio.

Jugaron con él sin piedad a la ruleta rusa

El desconsuelo se apoderó de los consternados familiares y conocidos de Carlos Alexander
El desconsuelo se apoderó de los consternados familiares y conocidos de Carlos Alexander.

Familiares y amigos de Tinizaray se encuentran consternados por la tragedia que los enluta.

Ellos piden justicia y que el caso de este joven no quede en la impunidad.

Muchos de sus conocidos han mostrado su solidaridad con familiares.

Asimismo, se han acercado a la vivienda, ubicada en el sector Pincho, del cantón Yantzaza, provincia de Zamora Chinchipe, para acompañar en el funeral a este joven de 19 años.

Durante el secuestro de Carlos Alexander Tinizaray Obelencio, los captores también se llevaron a un bebé de 3 meses.

Al menor y a otros 5 integrantes de la familia los ‘Caballeros de la Paz’ los pudieron localizar con vida.

Tras la liberación de los 6 secuestrados y la recuperación del cuerpo de Tinizaray, los agentes emprendieron un operativo en varias provincias.

Así, lograron capturar a 4 personas que estarían relacionadas con el secuestro y asesinato.

La ruleta rusa es un juego potencialmente mortal, que consiste en que un jugador coloque 1 o más balas dentro de un tambor de revólver.

Seguidamente, gira el cilindro (sin ver en dónde quedó el proyectil), coloca el cañón en su sien y presiona el gatillo.

Se juega generalmente entre 2 o más personas.

El objetivo es sobrevivir y quedarse con el dinero o la especie de valor a jugar.

El primer uso conocido del término ‘ruleta rusa’ aparece en un cuento corto de Georges Surdez, publicado en el N°30 de enero de 1937 del Collier’s Magazine.

En este, un sargento del Ejército ruso en la Legión Extranjera Francesa le cuenta al narrador:

Feldheim… ¿Alguna vez has oído hablar de la ruleta rusa?​

cuento de Georges Surdez

En ese N°2 de los protagonistas de la historia explican un juego del que se hablaba en los cuarteles, pero, que nadie había visto, el ‘coucou’.

La única referencia a algo parecido a la ruleta rusa en la literatura rusa figura en un libro titulado ‘Un héroes de nuestro tiempo’.

Este fue escrito por Mijail Lérmontov en 1840, traducido por Vladimir Nabokob en 1958.

En este un acto similar es llevado a cabo por un soldado serbio en el relato El fatalista.

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