Estilos diferentes

Enfoque
La semana anterior el presidente norteamericano Donald Trump realizó una propuesta, la que ha sido catalogada como la “mayor reforma fiscal de la historia” al plantear una rebaja de veinte puntos porcentuales en los impuestos a las empresas, manifestando además que recortaría de siete a tres las categorías fiscales para individuos, eliminaría el impuesto a las herencias y reduciría las que se aplican a las inversiones. Este recorte drástico de impuestos, a su criterio, impulsará el crecimiento económico y simplificará las complicadas normas fiscales de los Estados Unidos, donde se predice que los habitantes de bajos ingresos no pagarán ningún impuesto.
El objetivo es muy claro: el Estado entrega a las personas y empresas parte de los impuestos que recibe para que esos recursos se inyecten en la economía a través de inversiones, creaciones de fuentes de empleo, se mejoren los sueldos, se produzca más, se dinamice la economía y el pueblo tenga mayor capacidad económica, lo que genera riqueza y ésta, a su vez, causa impuestos que se transforman en nuevos ingresos para las arcas fiscales.
En este momento, el Estado pasa a ser un ente dinamizador de la economía y creador de prosperidad motivando la iniciativa privada, dando la posibilidad de aprender a pescar y no entregar fácilmente los peces.
El otro es un estilo diferente que viven varios países latinoamericanos donde el Estado es todo, el acumulador de impuestos, creador de más tributos, el que comanda el desarrollo, impulsa la economía, crea burocracia, gasta lo que recoge de impuestos y si no alcanza forja deuda interna y externa.
Entre los dos estilos existe una diferencia fundamental, el primero da al Estado la oportunidad de crear políticas y controlar su accionar dando a los privados la oportunidad del riesgo y apoya su crecimiento, el segundo donde el Estado es el actor principal y de fondo, pero no genera producción y solo se trasforma en un ente gastador, donde por lo regular las inversiones no tienen feliz término.
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